Enrique Pérez Díaz

Enrique Pérez Díaz
(La Habana, 1958). Este polifacético creador ha abordado la literatura para niños desde todas las perspectivas. Como ensayista, su obra ha sido publicada en los principales medios impresos de su patria, Colombia, Argentina y México. Conferenciante, ha recorrido Europa y América, en muchas ocasiones también como cuentacuentos. Aunque sus cuentos y poemas para niños transcurren en el mundo de hoy, Enrique siempre apuesta por la imaginación y la fantasía. Posibilitador de imposibles, sus muchos libros describen el poder que las hadas otorgaron a este isleño para convertir la tierra firme en un mundo dúctil de sueños. Es director de la Editorial Gente Nueva. Vive en La Habana. (María García Esperón)

Los que escriben para niños...

Los que escriben para niños...
Entrevistas de Enrique Pérez Díaz a autores de LIJ. Columna en Cubarte

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Archive for octubre 2011

Lectura 2011: Un espacio de fe y de voluntad

Lectura 2011: Un espacio de fe y de voluntad
Fecha: 2011-10-26
Fuente: CUBARTE




En la noche de ayer quedó inaugurado el Congreso Internacional Lectura 2011 en el Hotel Habana Libre de esta capital, donde sesionará hasta el próximo día 29 de octubre, bajo el lema martiano “Se ha de conocer las fuerzas del mundo para ponerlas a trabajar”.


La profesora Elizabeth D'Angelo Serra, secretaria general de la Fundación Nacional del Libro infantil y juvenil de Brasil y Vicepresidenta del congreso, dio la bienvenida a los delegados e invitados de 21 países que participan en este encuentro, que se realiza cada dos años, presidido por un grupo de destacados intelectuales, y señaló que el cónclave amplía su universo en esta edición al incluir las experiencias y reflexiones sobre las lecturas desde la cuna y el compartir con los bebés la alegría de leer historias con afecto y cariño.


Más adelante expresó que la Organización Internacional del libro infantil y juvenil, IBBY, que fue creada hace seis décadas, hoy se encuentra presente en 71 países de todos los continentes, y orienta su trabajo hacia la defensa del derecho de niños y jóvenes al acceso permanente a libros variados y de calidad, tanto de literatura de ficción como informativos, de autores nacionales y extranjeros, clásicos y contemporáneos, sembrando así el respeto a las diferencias y valorizando culturas distintas con la certeza de estar contribuyendo a la paz en el planeta a partir de la premisa de que el entendimiento entre los pueblos se da por el conocimiento de lo que los otros piensan, sueñan, sienten, creen y realizan.


Resaltó así mismo que el IBBY de Cuba, acoge como evento paralelo al congreso, el Segundo Encuentro de las sesiones latinoamericanas de esta organización en el que se reunirán representantes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela, además del país sede y Brasil, para reflexionar sobre la labor de cada nación para fortalecer la red IBBY en aras de los objetivos comunes.


Llamó la atención acerca de la peculiaridad del período que vive actualmente el mundo y declaró “nosotros, que escogimos la literatura como instrumento de libertad, en un mundo en que todo sucede muy rápido, tenemos la obligación de reflexionar sobre este momento del cual somos testigo vivos, de una Internet que posibilita la creación de nuevos puentes de conocimientos entre los pueblos”.


“Finalmente deseamos hacer aportes a las futuras generaciones siendo coherentes con lo que creemos de manera incansable, generosa y afectiva, al testimoniar el valor de la cultura escrita y del pensamiento elaborado, con mucha lectura, tiempo y paciencia, revelando la belleza de la aventura de vivir y compartir sin fronteras los desafíos para que al final de nuestro tiempo en el mundo, podamos decir que contribuimos un poco a la justicia social en todos los países”, terminó diciendo Serra.


Por su parte Enrique Pérez Díaz, director de la Editorial Gente Nueva y miembro del Comité Cubano del IBBY se refirió a los factores históricos y sociales que han contribuido al desarrollo de la lectura para niños y adolescentes en Cuba, muchos de los cuales datan del propio año 1959 en que triunfa la Revolución Cubana.


Entre estos hechos destacó la Campaña de Alfabetización y la creación de la Imprenta y la Editora nacionales, que permitieron la edición masiva de títulos relevantes de la cultura nacional y universal y su comercialización con precios módicos, a principios de los 60 y a la posterior fundación de organismos y eventos cuyos aportes al desarrollo de la lectura han sido constantes en el tiempo.


Tal es el caso del Comité Cubano de IBBY, manifestó Pérez Díaz, el cual diseña su esquema de acciones partiendo de los objetivos generales de la organización internacional, proyectando tareas en el ámbito del estudio, la difusión y la publicación de los mejores exponentes de libros para niños y jóvenes, la promoción de la lectura y la defensa, desarrollo y consolidación de la cultura cubana y el intercambio solidario con otras organizaciones y naciones.


Subrayó igualmente que la organización en Cuba trabaja “para que en esta islita caribeña, azotada por ciclones de cualquier especie, IBBY pueda tener su bandera a favor de los mejores libros para niños, esos que abogan por el entendimiento, la tolerancia, la amistad y el amor a la incomprendida y maltratada especie humana, la misma bandera que el estado cubano ha erigido con sus obras monumentales en educación y en cultura por Cuba y toda América”.


A continuación la Dra. Emilia Gallego Alfonso, Presidenta del Comité Cubano del IBBY y del Congreso Lectura 20011, realizó una reflexión asociada al contexto internacional actual y al papel y necesidad de propiciar la existencia de un ciudadano lector conciente del momento histórico que le ha tocado vivir.


Al referirse a la superpotencia imperialista que trata de regir los destinos del mundo, consideró que existe otra superpotencia que es la opinión pública, para la consolidación de la cual es imprescindible la existencia de un ciudadano lector conocedor reflexivo de su deber ser y dueño ya de formarse un ideal de vida verdaderamente humano que no pueda aceptar ser engañado y manipulado por el poder.


“La lectura es un valor porque es una fuerza del pensamiento y de la emoción capaz de contribuir a que el ciudadano lo sea de verdad, a que sea un constructor de su propia opinión y por ello artífice de un criterio y de un saber públicos solo tangibles y productivos cuando se conforman en el respeto y certeza de la idea de cada uno; esa es la libertad, la real y la verdadera”, aseveró la doctora Emilia para concluir declarando que “ solo los seres de fe son capaces de ver, solo los seres de fe convertida en voluntad, son capaces de hacer; Lectura es un espacio de fe y de voluntad”.
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Las golondrinas son como el mar, reseña por Alina Iglesias Regueyra

Las golondrinas son como el mar
Alina Iglesias Regueyra

 07 de octubre de 2011




Fuente: Cuba Literaria

Nuevamente tropiezo con una obra de Enrique Pérez Díaz que, al abordar el tema de la disgregación familiar, ilustra esencialmente estos tiempos. Esta vez se centra en Adán, un niño de nueve años que acaba de atravesar la difícil situación del divorcio de sus padres: una separación nada amigable. Y pienso que tal dificultad reside en la incomprensión por el niño de la naturaleza cambiante de la vida y las relaciones. Esto parte de la educación que recibe de sus mayores; aunque, por supuesto, la ausencia forzada de uno de los padres torna más espinoso el terreno, pues lógica e instintivamente, el infante desea tenerlos unidos, al alcance de su ternura y sus necesidades amatorias.

Ese es, a grandes rasgos, el tema de Las golondrinas son como el mar, libro publicado por la Editorial Oriente en 2003 con una minuciosa edición de Lina González Madlum, ilustraciones interiores de Fernando Goderich, quien basa el diseño en siluetas neutras, e imagen de cubierta, en matices de la gama cálida, de Pastor Rivera. El argumento, estructurado en veintiséis cortos acápites subtitulados, se centra, como muchas de las mejores obras de este autor, en los sucesos y las contradicciones que vive este muchachito, quien habita muy cerca del mar. Este elemento natural es un tema recurrente en la obra de Enrique, como recurso literario ―símbolo, metáfora, alegoría―, eficaz herramienta dramatúrgica o detalle puramente estético. A veces incluso todo ello de consuno. Veamos estas imágenes del mismo inicio:

El mar resulta a la vez tan hermoso como estremecedor. Cuando está embravecido, pudiera creerse que nada en este mundo podrá detenerlo. Es hasta posible imaginar sus aguas avanzando majestuosas y terribles, tan bellas como destructivas y siempre llegando a cualquier parte, devorándolo todo sin piedad.
La contemplación del mar desde esta óptica torna evidente la angustia que hace presa en este niño, quien medita en la indefensión de sus padres separados y, como consecuencia, en su propia y total inseguridad. “¿Qué harán cada uno por su lado? ¿En dónde estarán? ¿Podrán acordarse ahora de él?”, con estas tres preguntas iniciales está trazado el camino que se hará historia a través del libro.

El niño se lanzará a averiguar las causas de la separación ―un desamor provocado por el hastío y algunas diferencias muy íntimas y personales de ambos adultos, situación que no encontrará comprensión en él― y hará todo lo posible, desde una muy humilde posición, por hacer que sus padres vuelvan a amarse.

Otras imágenes reales, relacionadas con el elemento marino y devenidas símbolos, embellecen el relato y conforman, poco a poco, la realidad del pequeño, otorgándole mayor significado a su tristeza:
Antes, entre los tres, hacían castillos de arena. Poco a poco iban levantando muros, almenas, puentes y torres que increíblemente se elevaban apuntando al cielo con la valentía que sólo poseen aquellos seres capaces de confiar en sus fuerzas y que no temen mirar al futuro.
Pero luego, con su fuerza inexorable, venían las olas furiosas y, sin piedad alguna, desbarataban los castillos. […] Entonces, ante ellos nada más quedaba eso: arena y más arena, húmeda, dorada. ¿Quién podría imaginar que momentos antes allí se levantaba un sueño?

El niño compara a sus padres con dos inquietas golondrinas que han cuidado del nido un tiempo y luego lo han abandonado. Como mismo hizo el mar con ese hogar ideal, devenido castillo de arena.
Dentro del relato hay una historia, narrada a Adán por su madre, titulada “La princesa del tiempo perdido”, que aborda determinados detalles esenciales de la feminidad con los que el autor poéticamente expone la necesidad de libertad, comprensión y fantasía de la mujer en la pareja. Así surgen, además, en la imaginación del pequeño, personajes de quimera que habitan la playa, como el jinete negro y la princesa Ada, quienes evolucionarán paralelamente a sus padres en la solución del conflicto de pareja, devenido familiar por la existencia del hijo, ese pequeño fruto.

Aunque el autor opera con ciertos estereotipos tradicionales evidenciados de manera explícita (madre peleona-padre contemporizador, madre explosiva-padre controlado, madre quizás irresponsable o apresurada en sus decisiones-padre paciente y razonable), presentes en distintas obras de este y otros escritores cubanos, quizás por esta misma razón la historia refleja el mundo de ―me atrevo a asegurar― la mayoría de los infantes cubanos, inmersos en situaciones muy similares a la descrita en la narración. Debido a ello, la identificación emocional del lector al cual va dirigida la obra resulta muy eficaz.

Enrique Pérez Díaz es un reconocido creador nacido en la capital cubana en 1958. Títulos como Minicuentos de hadas, El último deseo, ¿Se jubilan las hadas?, Escuelita de los horrores, Adiós, infancia, Las hadas cuentan, Siempre azul, y otros ya comentados en esta sección, como La vieja foto y Alguien viene de la niebla, dan cuenta de su talento y preocupación por la infancia y sus aparentemente nimios problemas. Al leerlo, comenzamos a creer que estos libros suyos para niños son, quizás, primeramente destinados a aquellos adultos que necesitan revisar su pasado, sus secretos, sus sueños incumplidos y sus insatisfacciones más íntimas. Una suerte de catarsis adulta por medio de la literatura escrita para la niñez. El autor ha recibido premios como La Edad de Oro, Ismaelillo, Abril y La Rosa Blanca, además de reconocimientos internacionales por su labor.

Las golondrinas son como el mar es un libro de descubrimientos acerca de la existencia como realidad inconstante; ameno, triste y dulce a la vez, confía al futuro esa infinita capacidad de adaptación de la infancia a las nuevas situaciones de la vida.
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Estrellas gemelas


Estrellas gemelas
que por el cielo van,
dibujan su ruta,
dibujan su amar…

Estrellas errantes
con destino ideal,
que se inventan el mundo,
que se sueñan amar…

Estrellas perdidas
de cualquier edad,
que por el tiempo viajan,
sin ruta y final…

Estrellas de luz,
de solfa y compás,
estrellas quimera,
estrellas del mar…

Estrellas amigas,
que sueñan su andar,
estrellas lejanas,
pero en el mismo haz…

Estrellas gemelas
que por el cielo van,
proa al infinito,
de sueño y volar…


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI
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Solo una estrella


Solo una estrella
 mi suerte traerá,
 su brillo infinito
 mi corazón llenará,
 solo una estrella,
 será fuego y luz,
 mi prado y mi sueño,
 mi mar y mi azul.
 Solo esa estrella
 conseguiría encender
 de mi risa el alma,
 de mi sueño el creer.
Si mi estrella me busca,
mi suerte traerá,
solo si ella aparece,
dondequiera que esté...


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI
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Al otro lado del espejo


Al otro lado del espejo
hay un mar que nos cobija,
hay un sueño que pasea,
tan libre como el viento,
tan azul cual las mareas…

Al otro lado del espejo
mi corazón que ya te aguarda,
toda mi alma dibujada,
caracol, inmensa playa
al contorno de tu barca…

Al otro lado del espejo
yo soy puerto, soy confín
pon la proa hasta mi alma
ancla el sueño en tu mirada
y nuestro amor no tendrá fin…


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

Yo atravieso la noche






YO ATRAVIESO LA NOCHE

Para María, también


Yo atravieso la noche
escoltado de un sueño
y en un rayo de luna
soy pasión y desvelo.

Yo atravieso la noche
y su tiempo infinito
y me duermo pensando
en tu adiós, mi delirio.

Y en un rayo de luna
viajo al sueño, al destino,
pero escapan mis sueños
al final de la noche.

Yo atravieso la noche,
bien dormido o despierto
y me siento culpable
de este andar sin concierto…

Pero es larga la noche,
infinita en mi sueño
y yo viajo en el tiempo
en mi rayo de luna.


(C) Enrique Pérez Díaz
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