Publicado por : María García Esperón noviembre 17, 2011

Enrique Pérez Díaz: el secreto de la literatura infantil
Kaly Smith Llanes, 12 de noviembre de 2011
Descripción: Enrique Pérez Díaz. Foto cortesía del entrevistadoLa literatura infantil constituye uno de los desafíos más grandes para quien escribe. Es por eso que no muchos autores se enfrentan a ella. Para suerte nuestra, el género en Cuba ha tenido y tiene literatos de renombre internacional. Enrique Pérez Díaz es uno de estos. Muchas son las labores que desempeña este intelectual cubano: escritor, periodista, crítico, investigador, editor y director de la editorial Gente Nueva. Con más de una veintena de obras publicadas en varios idiomas, Enrique Pérez se halla entre los más prolíferos creadores de literatura infantil cubana. Sus libros, llamativos desde los títulos, abordan temas actuales y que pudieran resultar lejanos a los infantes si no fuera por la manera de hacerles llegar el mensaje. Entre los textos más reconocidos se encuentran: Minicuentos de hadas (1992), Sombras del circo (1994), El niño que conversaba con la mar (1999),Minino y Micifuz son grandes amigos (2000), Adiós, infancia (2002), y la serie policíaca Pelusos –entre 1989 y el 2001.
Diversos reconocimientos nacionales e internacionales le han sido concedidos por su trabajo para los niños. En 1997 y 1998 sus proyectos, Presencia femenina en la narrativa infantil y juvenil cubana y el de investigación de los Premios Hans Christian Andersen, le valieron el “Premio Razón de Ser” y una Beca en la Internationale Jugendbibliothek de Munich, Alemania, respectivamente.
En el próximo espacio El Autor y su Obra, miércoles 16 de noviembre, Pérez Díaz, compartirá con el público sus inquietudes y deseos sobre la literatura. Como adelanto al encuentro, compartió con Cubaliteraria algunas palabras:

Eliseo Diego comentó una vez que el misterio de la creación poética lo había aprendido de El gato con botas, ¿quién se lo regaló a Enrique Pérez?
El misterio de la creación poética: es una frase muy hermosa y que me hace felicitarte por mencionarlo, pues pocas veces se habla en una entrevista de algo semejante. Precisamente ahora, mi creación más reciente, todavía inédita, es un conjunto poético titulado «Nada explica el misterio», así que me sorprende sobremanera el que iniciemos esta entrevista hablando de ello. No puedo precisar quién me hizo ese inapreciable obsequio; creo que todo: la vida, mi madre, los libros, el sufrir, el amar, el esperar y desesperar, el temor y el lamento, la añoranza y el desapego, la ilusión o el desvelo. El sueño y la memoria, como diría el gran maestro Félix Pita Rodríguez, quien muy tempranamente me aseguró que yo era un poeta que narraba y quien sostenía que la poesía no es más que “un silencio que alguien de oído muy fino supo escuchar”.

En más de una ocasión has expresado que la literatura infantil no puede ser infantilista, que a los niños y niñas hay que hablarles de la realidad. ¿Qué temas de la realidad cubana son necesarios en nuestros libros infantiles? ¿Por qué?
Yo no diría que se debe hablarles solo de la realidad, me atendría al principio martiano de no mentirles. Cada autor debe tratar los temas que más le toquen de cerca y que pueda abordar con mayor verosimilitud: la literatura no tiene que ser verdadera sino verosímil. Cuando releo pasajes de La Edad de Oro y vuelvo a «Los zapaticos de rosa», me sorprendo siempre (y me conmuevo, que es otra forma de sorpresa) con todas las realidades contrastantes que en un poema pudo captar el gran Martí: desigualdad, muerte, pobreza, amor y desamor, altruismo y egoísmo. Lo primero de un libro no es el tema sino el sentimiento que se le transmite al niño, el modo de mostrarle que él puede ser artífice del mundo en que sueña vivir y no conformarse dócil e ingenuamente con el mundo en que vive. Me gustan los niños rebeldes, emprendedores, curiosos, desobedientes y preguntones. Los temas están en la vida y en la realidad, el modo de abordarlos es lo que los hace nuevos y eternos a la vez. Lo principal de un libro es su historia, su argumento, y la manera en que esa historia –que se debe haber repetido hasta la saciedad en la vida y la propia literatura— sea contada de manera que siempre parezca novedosa.
La próxima Feria del Libro está dedicada a las culturas de los pueblos del Caribe. Como director de Gente Nueva, ¿qué propuestas vinculadas al Caribe tiene la editorial?
Estamos haciendo muchos libros por la dedicatoria de la Feria, son hermosos y complejos como todo lo hermoso. Está Anacaona y las tormentas, en la que el colombiano Luis Darío Bernal retoma la historia de la valiente cacica taina que fue asesinada por los colonizadores; Piratas y corsarios del Caribe, de Luis RafaelY su corazón escapó para convertirse en pájaro, de la ecuatoriana Edna Iturralde (libro sobre los afrodescendientes en su tierra); tres coediciones con Ediciones Unión: Islas, mares y leyendas, de dos queridas autoras dominicanas, Eleanor Grimaldi y Margarita Luciano; El mensaje de Guarionex, de Damarys Reyes Vicente y Los relatos del cacique Aymón, de Luis Iván Echandía, ambos de Puerto Rico. También esperamos terminar Dominó de países caribeños, con sus escudos y banderas y, bueno, otros muchos libros que dejo como sorpresa para el lector…

Es sabido que los escritores de la literatura infantil no reciben tanta atención como aquellos que se dedican a la de los adultos. Sin embargo, en el próximo espacio El Autor y su Obra te rendirán homenaje por el continuo trabajo para quienes saben querer, ¿qué significa esto para Enrique Pérez Díaz? 
Bueno, creo que ambas cosas vienen a significar lo mismo, por lo menos en mi caso: la desatención estimula a seguir trabajando y luchar por salir de lo invisible. El homenaje asusta un poco pues en ese espacio me ha tocado agasajar a muchos colegas queridos, entrañables como Julia CalzadillaIvette Vian, Nersys Felipe. No quiero pecar de excesiva modestia, pero yo quiero ver este Autor y su Obra como el homenaje a la obra literaria y no a la persona. A veces me siento un poco agotado por soportar a esa inquieta e imparable entidad literaria y editorial llamada Enrique Pérez Díaz que ha coordinado o escrito tantos libros y a la que todos le hablan el día entero de literatura infantil, desconociendo que esa es mi profesión, pero amo la música, el teatro, la cocina, los animales, el mar embravecido y a los niños terribles que nadie entiende. Creo que este homenaje significa que sus organizadores valoran mi trabajo y se identifican con esos tantos personajes que tomé de la vida, de mi propia vida. Pero, sí, me alegra mucho que alguien que apuesta por el lector adulto del futuro sea reconocido en este espacio. Eso habla de un lugar ganado por la literatura que se destina a la infancia aunque, paradójicamente, esta contradictoria persona que soy ya se afane más en escribir libros teóricos sobre la lectura o poemas sin edad…

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