Publicado por : María García Esperón octubre 13, 2012

Enrique Pérez Díaz

Fuente: www.habanaradio.cu
Gente Nueva aniversario 45
11 de octubre 2012
Estrella Díaz


La Editorial Gente Nueva, ubicada en la Calle 2, entre 3ra. y 5ta., en el Vedado capitalino, cumple este año su aniversario 45, efeméride que nos sirve de pretexto para conversar con su actual director, Enrique Pérez Díaz, quien desde hace unos cinco años está al frente de la institución.

¿Pautas de la Editorial?
Es una editorial que, históricamente, tiene una gran responsabilidad porque ha enseñado a leer a más de una generación de cubanos; hemos crecido junto a Gente Nueva. Nuestro trabajo inmediato es lograr que el público nos lea más y mejor. En ocasiones, las editoriales han estado a espaldas del público y han buscado complacer al autor o a una política determinada. Pocas veces se pone en práctica un ejercicio que en el mundo entero es frecuente y que se llama estudios de mercado; en otras palabras qué quiere leer la gente, qué es lo que en realidad funciona. No podemos abstraernos del momento difícilmente económico en que vive nuestro país y no hacernos nada publicando libros y más libros — que pueden ser muy buenos — para llenar un almacén porque luego no se venden o para que estén, simplemente, expuestos en una librería.
Por ejemplo, Gente Nueva tiene colecciones experimentales y tradicionales y entre estas últimas están las Colecciones de Aventuras — que siempre será prioridad —, pero tratamos de publicar autores cubanos y latinoamericanos contemporáneos escribiendo para aventuras. Hay que reconocer que en nuestro país existe un déficit en este sentido.

¿Y los clásicos? 
¡Por supuesto!: siempre se edita a Julio Verne y a Emilio Salgari, pero no hay que olvidar que es una versión de la aventura del siglo XIX e inicios del XX y ya estamos en el XXI. Vivimos un momento en que los niños están en contacto con las computadoras y otros avances tecnológicos y que manejan un mouse antes de saber leer y escribir. A esos muchachos no puedes estar hablándoles del descubrimiento del astrolabio — que es para ellos una curiosidad del pasado, algo anacrónico —; hay que renovar todos esos conceptos en las editoriales cubanas en general.
En la sede de nuestra editorial, que se remozó recientemente, inauguramos un proyecto cultural y se creó una galería de arte — llamada “El cochero azul” — que, mensualmente, exhibe obras de artistas plásticos, fundamentalmente de ilustradores que trabajan para Gente Nueva; también una ludoteca, que es un proyecto impulsado por la presidenta del Instituto Cubano del Libro que brinda servicios a los niños de los círculos infantiles cercanos. Allí hay juguetes donados por escritores, hay sesiones de cuenta-cuentos, así como una librería que esta teniendo un gran impacto no solo de ventas sino en la comunidad.

Las portadas, que son la cara del libro, siempre ha sido un tema muy polémico… 
Sigue siendo un tema muy polémico. Contamos con ilustradores muy talentosos salidos del Instituto Superior de Diseño Industrial, ISDI, y también de la Academia de Artes de San Alejando, pero que tratan de defender el arte dentro del libro y, a veces, no defienden el concepto de ilustrar. Eso es un problema. El libro cuenta una historia y eso no quiere decir que el ilustrador emprenda su propio camino, pero le tiene que servir a la hora de representar. Por ejemplo, si el autor se refiere a una niña rubia, no la puedes poner trigueña porque estás desinformando. Esa es una pelea permanente.
Los libros, debo de reconocer, han evolucionado pero algunos se han alejado del gusto del lector porque no se puede desconocer que el público tiene una formación que es muy difícil de combatir, que es la de Disney y de los animados Manga. Tenemos que buscar una media y, al igual que el texto, hacerle entender a los ilustradores los nuevos estilos de la ilustración.
Por otro lado, tratamos de rescatar los clásicos de la ilustración que están vivos y que continúan trabajando como Rita Gutiérrez Varela, por solo citar un ejemplo. Hay una pregunta clave ¿qué da una editorial?; la respuesta es simple: muchas visiones. Hay una colección que consideramos de privilegio, sin embargo se vende poco, entonces, hacemos un estudio e imprimimos menos ejemplares. Me refiero a la Colección 21 que se está, constantemente, actualizando, sobre todo, al sector juvenil en todas las corrientes de la literatura contemporánea, con todas las problemáticas que se trazan mundialmente los autores para escribir — libros sobre drogas, sobre sexo, sobre defunción familiar, problemas de orientación sexual que otrora no se tocaban en la literatura infantil — y ¡bien hechos! No son libros de sociología ni manuales de conducta sino literatura. Esa colección se vende menos, pero la gente sí la busca. Y es importante.

En el mundo entero la esfera del libro es un tema desde el punto de vista económico complicado… 
No hay que olvidar que en Cuba el libro está subsidiado por el estado. Hay momentos que erróneamente se piensa que los precios de los libros son elevados. No. Los costos de un libro son infinitamente superiores al precio que se le da a la población. En nuestro país es muy clara la política editorial: la tendencia es favorecer el hábito de la lectura, algo que solo se logra con la producción real de textos de calidad y el trabajo sostenido de la red de editoriales.

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