Publicado por : María García Esperón diciembre 21, 2011

Foto: Cubarte
Diálogo con destacado escritor no solo para niños (I parte)

Por: Ángela Oramas Camero

Fecha: 2011-12-19

Fuente: CUBARTE


Enrique Pérez Díaz, periodista, narrador, editor e investigador es uno de los más importantes cuenteros para niños y jóvenes de Cuba de finales del siglo XX y principios del actual. Autor de unos cien títulos donde se incluyen cuentos, novelas, antologías, noveletas, libros teóricos, minilibros y álbumes ilustrados, también se le deben las publicaciones, prólogos y selecciones de numerosos libros de literatura infantil y juvenil, bajo el sello de la editorial Gente Nueva que dirige, firmados por valiosos escritores como Dora Alonso, Eliseo Diego, Samuel Feijóo, Onelio Jorge Cardoso, entre los ya fallecidos.

En el recién homenaje ofrecido por el Instituto del Libro iniciaste las palabras de agradecimiento con el siguiente pensamiento de Jeromé David Salinger: …en un enorme trigal, hay muchos niños jugando y eso. Miles de niñitos, y no hay nadie cuidándolos. Ninguna persona mayor, quiero decir. O sea, estoy solamente yo, parado al borde de un acantilado rarísimo. Estoy allí porque debo atraparlos si van a caerse por el acantilado, es decir, si vienen corriendo y no ven por dónde van, tengo que salir yo por algún lugar y atraparlos. Eso es lo único que hago durante todo el día. Vendría ser como un guardián en el trigal… ¿Acaso tú también te consideras guardián en el trigal?

Son confesiones del personaje Holden Caulfield en El Guardián en el trigal, obra inmortal de Jeromé David Salinger y de ahí mi agradecimiento y confesión a mis amigos presentes y a los ausentes en el homenaje, pues gracias a ellos yo también me considero un guardián en el trigal y parafraseando a Salinger soy, además,un atormentado por la infancia y sus destinos.

Aquella tarde dije que mi ángel siempre es y será el trabajo, mientras que mi demonio es la apatía, la indiferencia, el ocio, la indolencia y el abandono o menosprecio por el trabajo. Creo en ello como fuerza renovadora y telúrica, capaz de cambiar el mundo.

Me despierto al amanecer tras un sueño y poco me importa si el cuerpo se me deshace por el mal dormir y el tanto soñar imposibles. Así me levanto a cada nueva jornada y trato de ser una pieza que mueva cosas y deseos en el universo y pueda hacer feliz a alguien, aunque eso, no siempre es posible.

¿Desde cuándo te asaltan las musas de la creación?

Cuando somos niños y después adolescentes un día queremos ser un profesional, digamos médico, y al siguiente quizás un bombero. Sin tener muy claro que haría yo en el futuro, a los 16 años de edad comencé a escribir relatos en las libretas escolares, que servirían para la captación de alumnos como miras al teatro en la escuela de mi madre. Ella, narradora con gran encanto, es precisamente mi mejor musa de inspiración y la primera en motivarme el amor por los libros, que coleccionaba con pasión de bibliotecaria.

En la fuente de Martí siempre hay inagotables sabidurías y una de sus máximas invita a la lucha por el mejoramiento humano que nos pidió ese otro gran maestro: Martí, de quien aprendí a no mentirles nunca a los niños, por duras que fueran las verdades a escuchar.

¿Qué es para ti la literatura?

Pienso que la literatura es un gran árbol al que todos debemos y tributamos y por eso, mi obra a veces la siento ajena y hasta me considero tan autor de, por ejemplo, El oro de la Edad; Cartas al cielo o Un hada y una maga en el piso de abajo, como mis propios amigos: Ariel, Teresa o Magali cuando los escribieron y yo me encontraba cerca de ellos con alientos y consejos.

¿Crees en el milagro de la creación?

Hace un rato te hablaba de mis ángeles y justo es reconocer que vivorodeado de ellos: me calzan, guían mis pasos, me acompañan en la aventura editorial de cambiar hacia el futuro una institución establecida como Gente Nueva, entretanto me apremian a que escriba más. Por eso es que son posibles los milagros de la creatividad desinteresada.

Una obra literaria no me trae más mérito que compromiso hacia quienes la han leído o la leen. No quiero pecar de modestia, pues hasta las virtudes en exceso resultan falsas, pero si algo he escrito y ha trascendido, es por la inspiración que tuvo en la realidad y el modo en que alguien se sintió allí reflejado y, por supuesto, gracias a la bondad de quienes gustaron valorarlo, publicarlo, así como leerlo y hacerlo suyo.

¿Qué significa para ti escribir?

Disfrute y a la vez un reto doloroso o traumático. Se me convierte a veces en diversión como cuando reivindiqué a la infancia en ese divertimento llamado Escuelita de los horrores, pero sobre todo ha significado alertar en cómo debía cambiarse la faz de un movimiento literario.

En otra vida no sé si hubiera sido escritor, pues me fascinan el teatro, la música, el cine, la plástica y desciendo de una familia con inclinaciones literarias y de probados méritos artísticos.

Te gusta el azul, admiras al ave Fénix y concedes al amor el mejor sitial entre los sentimientos, ¿cuáles razones te llevaron a tales preferencias y convencimientos?

El color azul recuerda los cielos infinitos, mientras admiro al mítico pájaro Fénix, por ser capaz de renacer siempre de sus propias cenizas. En tanto mi elemento es el fuego, al que solo basta una chispa para encenderse y producir un incendio de emociones, así como el mar es el paisaje más añorado al brindarme su placentera sensación de libertad o puente hacia otros mundos y personas.

Merece punto y aparte el amor al tratarse de un sentimiento milagroso que nos permite amar sin fronteras y por ello, sentirnos más libres y universales. Ya lo dijo Martí: La única verdad en esta vida y la única fuerza es el amor. En él está la salvación y en él está el mando. El patriotismo no es más que amor. La amistad no es más que amor.

El periodismo ¿fue la primera labor desempeñada a partir de una vocación, necesidad o por ser la carrera estudiada? ¿Dónde la ejercitaste y cuál fue el género utilizado con mayor placer?

El periodismo fue la primera labor por vocación y carrera. Antecedido por prácticas como estudiante en Radio Liberación, comencé el ejercicio de periodista, en calidad de colaborador en el año 1980, en la página cultural de Tribuna de La Habana, del cual soy fundador, con apenas 22 años. Allí conté con la ayuda entrañable de los periodistas Pedro Herrera y Víctor Joaquín Ortega, entre otros.

Tribuna fue fundamental para la adquisición de la soltura en el oficio y vencer miedo o timidez. Luego, realicé servicio social durante cinco años en la Agencia de Información Nacional (AIN), de donde al principio quise irme, porque deseaba volver al diarismo, sin embargo, hoy reconozco cuanto aprendí allí, por el ritmo y dinámica de trabajo que imprimió a mi labor profesional, lo cual todavía mantengo en la vertiente de escritor y editor.

Después pasé un tiempo en Juventud Rebelde como comentarista literario de la página cultural. Más tarde, a propuesta de Orlando Castellanos conformé la jefatura del Departamento de Prensa del Ministerio de Cultura, donde estuve cuatro años y, junto con otras personas, fundé las ediciones por paquete, especialmente la colección de literatura infantil Para un príncipe enano… Trabajé cuatro años en la revista Revolución y Cultura. Finalmente, entré en el mundo de la edición con el traslado para la Editorial Capitán San Luis, cuya labor desempeñé siete años.

¿Te favoreció el ejercicio del periodismo a tu desarrollo como escritor? y ¿qué motivó dedicarte a la literatura infantil?

Sí, pues a través del periodismo me acerqué a figuras como Dora Alonso, Félix Pita Rodríguez, Excilia Saldaña, Renée Méndez Capote, Eliseo Diego, Alga Marina Elizagaray y otros tantos. Conocerles, escuchar sus consejos, leer sus libros me acercó al mundo de la literatura para niños y jóvenes.

Desde entonces, me dedico a esta especialidad por ser la que me permite escribir como deseo, con mayor libertad y sobre los temas que más me motivan. Disfruto mucho escribir para la gente nueva.

De niño ¿contaste con el privilegio de tener la madre que contara un cuento cada noche antes de dormir?, ¿cuáles fueron tus lecturas favoritas en la etapa infantil y durante la adolescencia?, ¿qué autores cubanos y extranjeros has leído reiteradamente y por qué?

Mi madre era una mujer muy culta, hasta el último día de su vida habló de libros de viejas y nuevas lecturas. Me impresiona recordar su muerte y revivo el fatal instante así: sentada en el sillón, frente a su piano, con un cuento entre los labios. Un par de días tras su desaparición, el 25 de septiembre de 2010, escribí un cuento devenido retrato suyo. Son las vivencias que guardo de sus múltiples quehaceres, como bibliotecaria, "cuentacuentos" y amorosa lectora.

Ella influyó poderosamente en mi vocación, además de una hermana de crianza que también partió: Maritza Rodríguez y mi tía María de los Ángeles Santana, la excelente actriz que devoraba libretos y libros con una facilidad asombrosa y era, además, una maravillosa contadora de historias aderezadas con su sentido del humor, y sin olvidar el uso de la ironía y aquella especie de locura para trastocar hechos que siempre me encantó, al tiempo que provocaba las propias fantasías. Hay otra amiga, Elvira Carillo, ya también ausente, que contribuyó a mi vocación por el género policial. Aunque nos conocimos a través de los estudios de las matemáticas, esta mujer era una infatigable lectora de Agatha Christie y otros policiales.

Te respondo ahora sobre mis lecturas preferidas: he leído tanto a lo largo de mi existencia por dedicación, placer y oficio que no podría enumerarte a tantos libros y autores. Baste citar que mi estilo lo asumo luego de leerme un libro de la autora sueca María Gripe: El papá de noche, el cual me demostró lo que podía ser la literatura para niños, o sea: de compromiso con la infancia.

Poco después, leí los ensayos de Mirta Aguirre sobre el tema y supe que andaba en el camino cierto. Por aquel tiempo cayeron en mis manos las obras de Ligya Bojunga Nunes, el italiano Gianni Rodari y otros autores extranjeros y cubanos. De Cuba mi autora preferida es Dulce María Loynaz. Ahora y siempre, espero.

¿Cuándo y a qué edad escribiste el primer cuento? ¿Fue publicado o formó parte de un concurso escolar? ¿Cuál es el primer título que vio la luz editorial? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?

Voy a responderte al revés. La fuente de inspiración es siempre la vida. A partir de emociones es que escribo. No lo hago por propósitos, sino por impresiones dolorosas, traumáticas o divertidas o irónicas. Antes quise ser un gran escritor: creo que eso nunca se logra, no al menos como uno lo sueña y de nada importan los miles de libros que tengas, si lo soñado cuesta tanto de ser llevado al papel.

No recuerdo en qué fecha escribí el primer cuento, no sé, no debe existir ya, pero sí la primera noveleta a los 16 años, que era policial y se llamaba Aventura en la hacienda colonial. La di a leer y fue muy criticada por la especialista que la evaluó quien me dijo que escribía como Enid Blyton, una autora de misterios y aventuras policiales para niños que, a la manera de Christie siempre repite un mismo esquema. Aquellas palabras fueron para mí el mejor elogio alcanzado.

El primer libro (o folleto) que ve la luz editorial es La vieja foto, en una modesta edición que hace Omar Felipe Mauri en “stencil” en Bejucal. Había ganado primera mención de La Edad de Oro en 1989 con un jurado que presidió Félix Pita Rodríguez. El libro se publicaría 20 años después por la editorial Oriente. Se inspira en una situación real que yo viví con una niña, a quien la madre reprimía durante una actividad en la peña de los juglares del Parque Lenin. Es decir, cuento las desavenencias entre una hija (de padres divorciados) y su madre periodista, que abandona a la niña todo el tiempo por su desmedido amor y entrega al trabajo. La pequeña, a través de una foto, evoca los tiempos pasados de amor entre sus padres, que sin embargo, ella nunca experimentó…

Hasta la fecha ¿Cuántas son las obras publicadas? De ellas ¿Cuál te ha llenado de mayor satisfacción y gusto?

En variados géneros, son casi un centenar los trabajos publicados. No hay uno que quiera especialmente, pues todos me recuerdan algo, me trajeron un momento bueno, me complacen por una situación o circunstancia y están llenos de vivencias y recuerdos. Entre los más entrañables, figuran: la noveleta Mensajes, el cuento El último deseo, Cuando llegan las cigüeñas de París, pero también el titulado Escuelita de los horrores (con secuelas todavía inéditas), en fin, es difícil escoger.

¿Cuáles y por qué son los valores humanos con mayor hincapié en tus libros? ¿Cuáles virtudes aprecias y qué rechazas? ¿Qué significado confieres a la amistad?

Yo soy una persona alegre y a la vez nostálgica y ese sentimiento preside toda mi literatura. Soy optimista y emprendedor, aunque algunas veces me torno triste y taciturno. Mis libros buscan la tolerancia y el entendimiento y apuestan por lo diferente e incomprendido. Me molesta lo maniqueo, preconcebido, convencional, homogéneo, dogmático y que tenga un sentido obligatorio sin que se razone en el por qué de la obligatoriedad.

Odio la mentira incluso si es piadosa y pienso que en la literatura infantil y juvenil se ha mentido mucho a la infancia. Por eso sigo a Martí al comprometerme con los temas y las verdades que aquejan e inquietan a la infancia.

Acerca de tu pregunta sobre la amistad te digo con sinceridad: la amistad es una forma de amor, la más duradera y hermosa. Amo a mis verdaderos amigos y me debo a ellos. En realidad mis amigos me llenan y tengo tantos que a veces puedo parecerles infiel a unos u otros pero el tiempo se me acorta con tantas ocupaciones. Hay gente muy especial con la que quisiera estar tres días dentro de uno.

He perdido grandes amigos y todavía los guardo en mi corazón, pese a la muerte o la distancia, y escribo sobre ellos y sus recuerdos. Eso motivó la escritura de Inventarse un amigo y su secuela (Alguien viene de la niebla, ambas publicadas por Gente Nueva).

Puedes imaginar que fui un niño solitario, que tuvo una hermanita por parte de madre a los 16 años y de pronto, a los 18, me entero que mi padre, tenía en otra provincia seis hijos. Hoy todos los hermanos nos queremos mucho y juntos rescatamos, ya en la adultez, el camino de ausencia que nos impusieron los mayores en la niñez.

Evidentemente Escuelita de los horrores no trata una escena cubana, ¿dónde lo escribiste?

Escuelita de los horrores, lo escribí en Alemania bajo el sentimiento de nostalgia por los míos. Llevaba casi seis meses trabajando en Europa como cuentacuentos y conferencista y tenía una beca de investigador de literatura infantil y juvenil en un castillo. ¡Por eso salió ese libro tan loco y divertido!

En tus libros aparecen las mascotas comunes en los hogares cubanos, como el gato y el perro, así como la admiración por el caballo ¿son estos animales de la preferencia personal?

He tenido gatos de todos tipos y cada uno tiene su historia, por eso ves a los felinos del patio en tantos libros. Yo soy como un gato de salvaje y huraño, pero tengo la fidelidad perruna, pero sin la docilidad ni el doblegamiento de los canes. Soy independiente como los gatos y libre y desbocado como los caballos. ¿Puedes entender este híbrido?

He montado en corceles casi hasta desbocarlos y yo con ellos… hoy no tengo animales en casa, pero sí cerca, pues recopilo sobras para unos perros botados en la orilla de la playa. Alimento a estos animales casi a diario o semanalmente y me siguen por todo Alamar como guardianes. Me acuesto a dormir entre las rocas y ellos conmigo, me avisan si alguien viene, me lamen afectuosos…

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