Enrique Pérez Díaz

Enrique Pérez Díaz
(La Habana, 1958). Este polifacético creador ha abordado la literatura para niños desde todas las perspectivas. Como ensayista, su obra ha sido publicada en los principales medios impresos de su patria, Colombia, Argentina y México. Conferenciante, ha recorrido Europa y América, en muchas ocasiones también como cuentacuentos. Aunque sus cuentos y poemas para niños transcurren en el mundo de hoy, Enrique siempre apuesta por la imaginación y la fantasía. Posibilitador de imposibles, sus muchos libros describen el poder que las hadas otorgaron a este isleño para convertir la tierra firme en un mundo dúctil de sueños. Es director de la Editorial Gente Nueva. Vive en La Habana. (María García Esperón)

Los que escriben para niños...

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Entrevistas de Enrique Pérez Díaz a autores de LIJ. Columna en Cubarte

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No solo para niños: Enrique Pérez Díaz, entrevista en Cubarte. Parte II

Diálogo con destacado escritor no solo para niños 
(II parte y final)
Por: Ángela Oramas Camero 
Fecha: 2011-12-20
Fuente: CUBARTE


Enrique Pérez Díaz, periodista, narrador, editor e investigador es uno de los más importantes cuenteros para niños y jóvenes de Cuba de finales del siglo XX y principios del actual. Autor de unos cien títulos donde se incluyen cuentos, novelas, antologías, noveletas, libros teóricos, minilibros y álbumes ilustrados, también se le deben las publicaciones, prólogos y selecciones de numerosos libros de literatura infantil y juvenil, bajo el sello de la editora Gente Nueva que dirige, firmados por valiosos escritores como Dora Alonso, Eliseo Diego, Samuel Feijóo, Onelio Jorge Cardoso, entre los ya fallecidos.

La lechuza, que según el mito popular es ave de mal agüero ¿nunca le has gritado sola vayas? ¿Por qué fomentas en tu obra el amor y no el rechazo por esa avecilla nocturna?

La lechuza es una rapaz nocturna que me fascina. Las he tenido cerca y no son nada dóciles. Me seducen por su aire de misterio y no creo en esa superstición inveterada. Tengo inédito un libro sobre ellas, que salvan al mundo de un conflicto bélico casi holocaustito. ¡Ah! y te aclaro por si lo pensaste, en otra vida no quiero ser lechuza ni otro animalito, quisiera ser una persona, mejor persona que en esta, porque siempre el humano tiene la posibilidad de superarse.

Por esto tampoco quisiera ser búho ni Fénix, pero sí llevar la esencia de sabiduría que se les atribuye a los primeros y el poder de regeneración de los segundos… ahora, en la vida suelo practicar la disciplina regeneradora del Fénix, es decir, por veces que me sienta derrumbado, trato siempre de levantarme, renacer… uno mismo es el causante de sus incendios, pues representan nuestro modo de mirar al mundo y la gente circundante: ¿por qué no renacer de uno mismo?

¿Para qué edades fundamentalmente prefieres escribir y por qué? ¿Cuáles consideras las herramientas indispensables que debe poseer un escritor? ¿Son únicamente indispensables sensibilidad y la investigación?

Escribir para las edades tempranas es escribir para el futuro. Los que me leyeron hoy quizás me gobiernen, me curen o me den calor de amigos el día de mañana. Escribo sobre todo para pre-adolescentes y es la edad en que me siento más cómodo. Mi literatura no está pensada por edades sino por argumentos, por eso me complace también que me lean los mayores, pues defiendo la teoría de que los niños no están solos en el mundo. Además, es un mito eso de pensarse que los escritores para niños solo escribimos para niños, en realidad lo hacemos para aquellos adultos que valoran y promueven y difunden nuestra obra.

Las herramientas son muchas, pero lo principal se resumiría en ser un grande y buen lector, incansable, acucioso y que le gusten a uno los niños. Hay autores para niños que los odian virtualmente. Es algo que no entiendo. Yo trato a muchos niños y lo hago sin “ñoñerías” ni paternalismo. Pero también sin menoscabo ni solemnidad. Si hay un niño agitando mi escalera y considero que no es adecuado se lo hago saber en tono serio y a la vez humorístico. A los niños de hoy se les debe razonar en su mismo lenguaje y sin miedo de dirigirte a ellos, pero con cariño, complicidad, tolerancia y respeto.


En resumen, hacerles saber cuándo no tienen razón o que no son perfectos, además de que no hay unos mejores que otros, o que no son mejores por las cosas que posean sino por sus actitudes en la vida. Hay muchos valores deformados hoy día por el poder adquisitivo de la gente. Eso afecta sobre todo a la infancia. Un escritor para niños, en esencia debe vibrar en esta época con la infancia nacida en siglo veintiuno.

En muchos de tus cuentos están presentes criaturas mitológicas como unicornios y hadas, de ahí los preciosos libros Minicuentos de hadas y ¿Se jubilan las hadas? ¿Obedece a una intención el mantener esas criaturas en el imaginario infantil?

Sí, creo que el folclore es uno y universal. Yo no me siento colonizado ni colonialista por hablar de hadas, que provienen de una tradición más antigua que la nuestra. Además, mis hadas son cubanizadas, descontextualizadas de los clásicos y muy críticas y atrevidas. En el momento en que utilicé hadas, brujas, unicornios o dragones fue por inspiración y porque eran el símbolo del canon de la literatura infantil y juvenil que justo necesitaba para expresar mis intenciones en determinados libros. Pero también he escrito una saga de traviesos güijes peliverdosos y respondones.

En el prólogo al libro Vestida de mar, citas de Kafka: … las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio, sobre lo cual tu expresas: El canto de las sirenas me sedujo, pero también su silencio. ¿Por qué la advertencia tan profunda sobre el silencio?

Me encanta repetir un proverbio francés que dice: Habla si tus palabras son más fuertes que el silencio. Es que creo que a veces con un silencio se dice mucho. Quien ha estudiado música conoce el valor demoledor que a veces tiene un silencio…

En medio de la era tecnológica digital que vivimos, donde los niños juegan en solitario apretando el botón de un comando de TV, DVD u otro equipo, o haciendo clic en el teclado de una computadora o IPOD para formar parte, digamos de un imaginario campeonato de fútbol ¿Cómo ves el futuro de la literatura infantil? ¿De qué depende que no se apague la necesidad de la lectura?

Creo que los soportes modernos no pondrán en crisis al libro, porque este tiene su propia esencia y valores. No es lo mismo leer un e-book, leer en computadora, escuchar un libro contado, que el delicioso placer de hojear sus páginas recién impresas o encontrar un libro muy antiguo que fue de alguien garabateado con sus anotaciones, con manchas de café o con una flor seca en su interior. La necesidad por la lectura depende de la eficacia de sus promotores y el modo en que se acerque a los posibles lectores niños.

Lo he dicho otras veces: yo veo la literatura como un gran árbol del cual todos y cada uno de nosotros somos una rama que da más o menos frutos. Hay momentos en que el árbol está cuajado de frutos y hojas tiernas o verdes, hay otros en que es presa del más demoledor de los inviernos.

Durante el homenaje del Instituto del Libro, la imagen ofrecida por el autor Mauri, referida a mi persona, me conmovió mucho pues él descubrió en un estado embrionario de semilla y asegura que me he convertido en un árbol que cobija a mucha gente. Yo no me siento así, aunque le agradezco, pero sí aspiraría que la institución que hoy dirijo, Gente Nueva, fuera vista de ese modo, como un gran árbol bajo el cual se puede buscar sombra y amor.

Ostentas importantes premios en literatura infantil: Edad de Oro, Pinos Nuevos, Abril, Ismaelillo, La Rosa Blanca, entre otros ¿Obedece a la necesidad de asumir el reto y medir calidad? ¿Has sentido temor a concursar sin éxito? Tras recibir el galardón ¿Te exiges nuevos compromisos?

Los premios a veces son retos que uno asume para terminar un libro o, cuando ya lo tiene, momentos de probarse a sí mismo y en nuestro país una vía efectiva de publicar. Cada vez soy menos asiduo a ellos. Pero siempre los he visto como lo que son: una competencia, a veces desleal y que puede abrir (nunca cerrar) determinadas puertas.

El pensamiento, la poesía, prosa y obra toda de José Martí ¿representan fuente nutricia en tu obra?

Martí es uno de mis grandes amigos. Siento que me habla desde cada texto suyo que leo. En mi adolescencia me aprendí íntegro y lo monté para el teatro el poema Abdala y luego hice cuando estaba en la AIN una versión de su obra Amor con amor se paga. Disfruto sus versos y su periodismo.

Es que la vida de Martí es un espejo de luz y sol en el que siempre me miro. Hay un modo martiano de vivir que significa luchar por el mejoramiento humano que debe comenzar por uno mismo y esa prédica suya tan ecuménica y adelantada a su momento histórico ―e incluso te diría que al nuestro― es algo que me reconforta. Fue un hombre heroico en cada gesto o acción de su vida y se adelantó tanto que llegó muy lejos y nos dejó bien atrás a todos…

¿Qué haces si en medio de una reunión o trabajo administrativo tu mente es ocupada por una inspiración literaria? ¿Anotas las imágenes y luego vuelves a ellas?

Me acechan todo tipo de criaturas, pero es en mis sueños o en mis desvelos más bien. En las reuniones soy muy activo y no pienso en la literatura ni en mi obra. La vida me ha enseñado a concentrarme en lo que debo hacer en cada momento. En las reuniones soy muy participativo y cuando me aburro trato de agitarlas para que sean más interesantes y provechosas. Aunque vale decir que no soy muy amante de las reuniones. ¿Para qué movilizar a un grupo de gente si les puedes escribir un correo? En general, cuando aparecen las imágenes literarias anoto poco y cuando escribo ellas salen de un tirón, eso si estoy motivado como un diluvio, una erupción, no sé, algo tempestuoso…

¿Cuál es el mejor horario para dedicárselo a la escritura infantil?

El mejor horario para la escritura (y no infantil sino cualquiera) es el amanecer, es decir, la madrugada cuando me levanto del sueño, me doy un baño helado, tomo el primero de los mil cafés del día y me siento en la máquina a responder correos y a escribir algo…

Te supongo mago del tiempo ¿cómo logras dividir las 24 horas del día entre las diferentes tareas que asumes: director de Gente Nueva, editor, escritor, atender a tu familia, investigar, leer, etc.? ¿Qué es lo que más disfrutas hacer en el tiempo libre?

No sé, a veces priorizo unas cosas más que otras. No me gusta deber nada a nadie. Duermo apenas tres horas diarias y mal, me levanto muchas veces, miro ventana afuera, contemplo las estrellas. Tomo agua. Me pongo un MP3 y oigo la música de turno que me fascine. Luego me acuesto de nuevo. Me levanto y cuando suena el despertador muchas veces ya estoy en pie. En el día hago tres y cuatro cosas a la vez. Controlo en una misma oficina lo que me deben las cuatro personas que allí se encuentren. Es como un remolino que entra y la gente se pone en guardia. Solo así se puede estar conectado en cada momento con lo que ese momento demanda.

¿Tiempo libre? Bueno leer, un chapuzón en el mar, escuchar música, conversar con amigos, ver un filme que me guste mucho, aunque soy poco adicto a lo cinematográfico y nunca me amarro a una telenovela, pero sí me gustan las series históricas de cualquier momento de la Historia.

¿Qué te causa ira, tomento o angustia y qué alegría, satisfacción, orgullo y satisfacción?

Bueno, en realidad, nunca me siento muy orgulloso por nada porque soy muy inconforme conmigo mismo y con todo. Algo quisquilloso diría yo. Disto mucho de la perfección y como a Chaplin (también Aries) me gustan algunos de mis defectos que trato de convertir en virtudes pues en todo hay un porcentaje de relatividad. La amistad es una alegría, así como lograr un proyecto y salir airoso de una prueba. Siempre estoy en algún trance de esos. La satisfacción viene cuando alcanzo algo que he añorado, casi siempre asociado a lo humano y lo espiritual.

Me da ira la mediocridad autocomplaciente y el descaro o las personas que tratan de engañarme y confunden tolerancia y bondad con estupidez. Odio la pérdida de tiempo y por eso trato de no hacerlo perder a nadie. La impotencia ante cosas que no están en mis manos resolver es lo que más me atormenta o angustia.

¿Cuál es tu sueño de escritor y editor más caro?

Mis sueños más caros radican en el orden humano y afectivo. El ser escritor o editor es solo algo puramente profesional y cotidiano. Así lo veo. Quizás sea una deformación luego de tantos años de oficio. Pero ya, conociendo como conozco el mundo editorial de cualquier parte, me cuesta mucho apostar mis sueños en ello…

A propósito de la Editora Gente Nueva, próximos a la Feria Internacional del Libro ¿cuántos títulos estarán presentes con su sello?

En total llevaremos más de 65 títulos de autores cubanos en mayoría, aunque no son pocos los autores extranjeros. Cito algunos: Cuentos de Nato, de Nersys Felipe; Cuentos de la Sierra, de Teresita Gómez Vallejo; Cuentos del sensible Zarapico, de Samuel Feijóo; Cuentos de los hermanos Grimm, de J y W Grimm; El Capitán Tormenta. La defensa de Chipre, de Emilio Salgari; El collar de Santajuana, de Alexis García Artiles; El libro de Pegaso, de Julio Travieso Serrano; El libro segundo de las cosas raras, de Alberto Jorge Yáñez; El Principito de Antoine de Saint Exupéry; El ratón azul, de Reinaldo Álvarez Lemus; Sueños, sustos y sorpresas, de María Elena Llana; Es raro ser niña, de Mildre Hernández; Fábula de los tres hermanos, de Silvio Rodríguez; Maricota y el mundo de las letras, de Frei Betto; Marita y sus amigos, de Mercedes Santos Moray; Kric en el país de las frutas, de Excilia Saldaña; y Mónica caída del cielo, de Boris Mesa Fernández.

¿Qué parámetros de selección cuida el plan editorial de Gente Nueva? ¿Sufres si por escasez de papel y tinta se deja de cumplir el plan editorial previsto para cada año?

El parámetro de selección es la calidad sobre todo y el interés que pueda despertar en los niños y adolescentes. Eso de la escasez de papel es una leyenda. Papel hay lo que cuesta caro y todo es subvencionado por el estado.

El plan editorial nunca se deja de cumplir por razones materiales sino más bien por indolencia e ineficiencias humanas. El país apoya hasta el infinito la edición de libros infantiles en Cuba.

¿Cuáles son las perspectivas o aspiraciones editoriales futuras?

Este año, por más de una razón, quedaron varios libros para el plan entrante. Depende de muchos factores, sobre todo humanos, del “staff”, de personas que no entregaron a tiempo una ilustración. Las perspectivas son ser más exigente, publicar aquello que más enriquezca al lector y que cada día sea más interesante y vendible.

Años tras años crece la cifra de niños y jóvenes que visitan la sede principal de la Feria del Libro, la Cabaña de San Carlos. Llegan allí como atraídos por la flauta mágica, en la búsqueda casi obsesiva de nuevas publicaciones ¿a qué atribuyes tan extraordinaria avidez de lectura en la gente nueva de Cuba?

Eso es cierto, pero la Feria es una feria en toda la extensión de la palabra. No todo el que va compra libros sino que va al paseo y a disfrutar de otras ofertas que allí hay, como se sabe también que no todo el que compra lee. No todo el que lee, lee bien y de manera creativa. Es algo difícil de explicar. De cualquier manera, las ventas son un índice que cada vez tratamos de estudiar más, con mayor atención y detenimiento para sacar conclusiones sobre qué busca el lector medio.

Ahora la avidez es por la falta de otras ofertas, por el “boom” propagandístico que se produce en el momento del magno evento del libro y, por supuesto, por el valor utilitario asociado que tiene el libro para niños, que es (o puede ser) un buen regalo para fiestas de fin de curso, etc. Aunque sí, hay mucha gente que lee y nos felicita o critica o cuestiona o sugiere aspectos interesantes de y sobre nuestros libros.

Desde su fundación ¿cuántos libros Gente Nueva ha editado hasta la actualidad?


Gente Nueva comenzó a trabajar para niños y jóvenes en 1967, exactamente un 31 de mayo, por lo que cumple 45 años en 2012. Su primera producción fue en 1968 con 39 títulos, entre ellos te puedo mencionar: Ajedrez elemental, Alrededor del mundo, Aventuras de Pinocho, Caballito blanco, Chacalito listo: cuento popular hindú, Colmillo blanco, Como entre todos salvaron el chivito, De la maravillosa historia de nuestra tierra, Dumbo, El cimarrón, El gatico y sus amigos, El hijo del elefante, El mono de circo, El osito boribón, El paseo de la gallinita rabona, El pequeño príncipe, Había una vez, Historias de Shakespeare, José Martí: primeros y últimos días, La cucarachita Martina, La fuente se secó, La gallinita dorada, La casa del árbol, Lecturas ejemplares, Los frijoles mágicos, Robin Hood, Siete cuentos famosos y Un héroe de once años.


¿Desde qué fecha asumes la dirección de Gente Nueva y cuál ha sido y es tu mayor propósito en su perfil editorial?

Me incorporo a Gente Nueva el primero de abril de 2007. Hasta ese momento mi relación con la editorial había sido como autor y miembro del Consejo Asesor y como colaborador de la Revista En julio como en enero. El primer propósito fue el reordenamiento de las colecciones ya planteado desde la directora que me hizo la entrega: la también escritora Mirtha González Gutiérrez y la reconstrucción del inmueble (con una parte en peligro de derrumbe), devastado por el ciclón Wilma en el 2005.

Abrimos más el perfil con vistas a una mayor participación editorial de los escritores nacionales y a la literatura universal contemporánea, pues se tildaba a Gente Nueva de ser muy clásica y reiterativa en sus ediciones. Cuando entro, los planes tenían un gran porcentaje de reimpresiones. Sin desdeñarlas, hemos logrado desde el plan 2008 un promedio de 90 títulos nuevos y unas diez reimpresiones.

Ahora el proyecto actual es convertir Gente Nueva en una empresa editorial, que tendrá subordinada una librería, una sala de exposiciones, una ludoteca, espacios para talleres (como los del Pabellón infantil de La Cabaña), y una biblioteca para los niños de la zona, entre otras aspiraciones.

Te podría decir, finalizando, con Gente Nueva que esta institución solo aspira a dejar de ser una editorial del pasado, con los pies en el presente y la vista… en las estrellas… es decir, en el futuro.

Resultan muy elogiosas y necesarias las publicaciones de las compilaciones por temática que realiza Gente Nueva, ejemplo de ellos son los Cuentos a caballo, donde tiene oportunidad de firma diversos escritores, ofreciendo imaginerías diferentes sobre el mismo animalito. Este asunto ¿responde a una iniciativa tuya que asumes en cada plan anual?

Cuentos a caballo fue un proyecto que propuse a la Editorial Cauce de la UNEAC en Pinar del Río. Las otras antologías o selecciones han sido encargadas por determinadas editoriales. Pero sí, en Gente Nueva, pese al trabajo enorme que dan, abogamos por las selecciones como vía de dar a la luz a muchos más autores que de otro modo nadie conocería.

Se quedan más preguntas por hacer, pero esperamos sorprender a nuestros lectores con otras interrogantes sobre Gente Nueva y su director en febrero próximo, cuando se encuentre en pleno auge por toda la Isla la fiesta tradicional del libro.
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No solo para niños: Enrique Pérez Díaz, entrevista en Cubarte. Parte I

Foto: Cubarte
Diálogo con destacado escritor no solo para niños (I parte)

Por: Ángela Oramas Camero

Fecha: 2011-12-19

Fuente: CUBARTE


Enrique Pérez Díaz, periodista, narrador, editor e investigador es uno de los más importantes cuenteros para niños y jóvenes de Cuba de finales del siglo XX y principios del actual. Autor de unos cien títulos donde se incluyen cuentos, novelas, antologías, noveletas, libros teóricos, minilibros y álbumes ilustrados, también se le deben las publicaciones, prólogos y selecciones de numerosos libros de literatura infantil y juvenil, bajo el sello de la editorial Gente Nueva que dirige, firmados por valiosos escritores como Dora Alonso, Eliseo Diego, Samuel Feijóo, Onelio Jorge Cardoso, entre los ya fallecidos.

En el recién homenaje ofrecido por el Instituto del Libro iniciaste las palabras de agradecimiento con el siguiente pensamiento de Jeromé David Salinger: …en un enorme trigal, hay muchos niños jugando y eso. Miles de niñitos, y no hay nadie cuidándolos. Ninguna persona mayor, quiero decir. O sea, estoy solamente yo, parado al borde de un acantilado rarísimo. Estoy allí porque debo atraparlos si van a caerse por el acantilado, es decir, si vienen corriendo y no ven por dónde van, tengo que salir yo por algún lugar y atraparlos. Eso es lo único que hago durante todo el día. Vendría ser como un guardián en el trigal… ¿Acaso tú también te consideras guardián en el trigal?

Son confesiones del personaje Holden Caulfield en El Guardián en el trigal, obra inmortal de Jeromé David Salinger y de ahí mi agradecimiento y confesión a mis amigos presentes y a los ausentes en el homenaje, pues gracias a ellos yo también me considero un guardián en el trigal y parafraseando a Salinger soy, además,un atormentado por la infancia y sus destinos.

Aquella tarde dije que mi ángel siempre es y será el trabajo, mientras que mi demonio es la apatía, la indiferencia, el ocio, la indolencia y el abandono o menosprecio por el trabajo. Creo en ello como fuerza renovadora y telúrica, capaz de cambiar el mundo.

Me despierto al amanecer tras un sueño y poco me importa si el cuerpo se me deshace por el mal dormir y el tanto soñar imposibles. Así me levanto a cada nueva jornada y trato de ser una pieza que mueva cosas y deseos en el universo y pueda hacer feliz a alguien, aunque eso, no siempre es posible.

¿Desde cuándo te asaltan las musas de la creación?

Cuando somos niños y después adolescentes un día queremos ser un profesional, digamos médico, y al siguiente quizás un bombero. Sin tener muy claro que haría yo en el futuro, a los 16 años de edad comencé a escribir relatos en las libretas escolares, que servirían para la captación de alumnos como miras al teatro en la escuela de mi madre. Ella, narradora con gran encanto, es precisamente mi mejor musa de inspiración y la primera en motivarme el amor por los libros, que coleccionaba con pasión de bibliotecaria.

En la fuente de Martí siempre hay inagotables sabidurías y una de sus máximas invita a la lucha por el mejoramiento humano que nos pidió ese otro gran maestro: Martí, de quien aprendí a no mentirles nunca a los niños, por duras que fueran las verdades a escuchar.

¿Qué es para ti la literatura?

Pienso que la literatura es un gran árbol al que todos debemos y tributamos y por eso, mi obra a veces la siento ajena y hasta me considero tan autor de, por ejemplo, El oro de la Edad; Cartas al cielo o Un hada y una maga en el piso de abajo, como mis propios amigos: Ariel, Teresa o Magali cuando los escribieron y yo me encontraba cerca de ellos con alientos y consejos.

¿Crees en el milagro de la creación?

Hace un rato te hablaba de mis ángeles y justo es reconocer que vivorodeado de ellos: me calzan, guían mis pasos, me acompañan en la aventura editorial de cambiar hacia el futuro una institución establecida como Gente Nueva, entretanto me apremian a que escriba más. Por eso es que son posibles los milagros de la creatividad desinteresada.

Una obra literaria no me trae más mérito que compromiso hacia quienes la han leído o la leen. No quiero pecar de modestia, pues hasta las virtudes en exceso resultan falsas, pero si algo he escrito y ha trascendido, es por la inspiración que tuvo en la realidad y el modo en que alguien se sintió allí reflejado y, por supuesto, gracias a la bondad de quienes gustaron valorarlo, publicarlo, así como leerlo y hacerlo suyo.

¿Qué significa para ti escribir?

Disfrute y a la vez un reto doloroso o traumático. Se me convierte a veces en diversión como cuando reivindiqué a la infancia en ese divertimento llamado Escuelita de los horrores, pero sobre todo ha significado alertar en cómo debía cambiarse la faz de un movimiento literario.

En otra vida no sé si hubiera sido escritor, pues me fascinan el teatro, la música, el cine, la plástica y desciendo de una familia con inclinaciones literarias y de probados méritos artísticos.

Te gusta el azul, admiras al ave Fénix y concedes al amor el mejor sitial entre los sentimientos, ¿cuáles razones te llevaron a tales preferencias y convencimientos?

El color azul recuerda los cielos infinitos, mientras admiro al mítico pájaro Fénix, por ser capaz de renacer siempre de sus propias cenizas. En tanto mi elemento es el fuego, al que solo basta una chispa para encenderse y producir un incendio de emociones, así como el mar es el paisaje más añorado al brindarme su placentera sensación de libertad o puente hacia otros mundos y personas.

Merece punto y aparte el amor al tratarse de un sentimiento milagroso que nos permite amar sin fronteras y por ello, sentirnos más libres y universales. Ya lo dijo Martí: La única verdad en esta vida y la única fuerza es el amor. En él está la salvación y en él está el mando. El patriotismo no es más que amor. La amistad no es más que amor.

El periodismo ¿fue la primera labor desempeñada a partir de una vocación, necesidad o por ser la carrera estudiada? ¿Dónde la ejercitaste y cuál fue el género utilizado con mayor placer?

El periodismo fue la primera labor por vocación y carrera. Antecedido por prácticas como estudiante en Radio Liberación, comencé el ejercicio de periodista, en calidad de colaborador en el año 1980, en la página cultural de Tribuna de La Habana, del cual soy fundador, con apenas 22 años. Allí conté con la ayuda entrañable de los periodistas Pedro Herrera y Víctor Joaquín Ortega, entre otros.

Tribuna fue fundamental para la adquisición de la soltura en el oficio y vencer miedo o timidez. Luego, realicé servicio social durante cinco años en la Agencia de Información Nacional (AIN), de donde al principio quise irme, porque deseaba volver al diarismo, sin embargo, hoy reconozco cuanto aprendí allí, por el ritmo y dinámica de trabajo que imprimió a mi labor profesional, lo cual todavía mantengo en la vertiente de escritor y editor.

Después pasé un tiempo en Juventud Rebelde como comentarista literario de la página cultural. Más tarde, a propuesta de Orlando Castellanos conformé la jefatura del Departamento de Prensa del Ministerio de Cultura, donde estuve cuatro años y, junto con otras personas, fundé las ediciones por paquete, especialmente la colección de literatura infantil Para un príncipe enano… Trabajé cuatro años en la revista Revolución y Cultura. Finalmente, entré en el mundo de la edición con el traslado para la Editorial Capitán San Luis, cuya labor desempeñé siete años.

¿Te favoreció el ejercicio del periodismo a tu desarrollo como escritor? y ¿qué motivó dedicarte a la literatura infantil?

Sí, pues a través del periodismo me acerqué a figuras como Dora Alonso, Félix Pita Rodríguez, Excilia Saldaña, Renée Méndez Capote, Eliseo Diego, Alga Marina Elizagaray y otros tantos. Conocerles, escuchar sus consejos, leer sus libros me acercó al mundo de la literatura para niños y jóvenes.

Desde entonces, me dedico a esta especialidad por ser la que me permite escribir como deseo, con mayor libertad y sobre los temas que más me motivan. Disfruto mucho escribir para la gente nueva.

De niño ¿contaste con el privilegio de tener la madre que contara un cuento cada noche antes de dormir?, ¿cuáles fueron tus lecturas favoritas en la etapa infantil y durante la adolescencia?, ¿qué autores cubanos y extranjeros has leído reiteradamente y por qué?

Mi madre era una mujer muy culta, hasta el último día de su vida habló de libros de viejas y nuevas lecturas. Me impresiona recordar su muerte y revivo el fatal instante así: sentada en el sillón, frente a su piano, con un cuento entre los labios. Un par de días tras su desaparición, el 25 de septiembre de 2010, escribí un cuento devenido retrato suyo. Son las vivencias que guardo de sus múltiples quehaceres, como bibliotecaria, "cuentacuentos" y amorosa lectora.

Ella influyó poderosamente en mi vocación, además de una hermana de crianza que también partió: Maritza Rodríguez y mi tía María de los Ángeles Santana, la excelente actriz que devoraba libretos y libros con una facilidad asombrosa y era, además, una maravillosa contadora de historias aderezadas con su sentido del humor, y sin olvidar el uso de la ironía y aquella especie de locura para trastocar hechos que siempre me encantó, al tiempo que provocaba las propias fantasías. Hay otra amiga, Elvira Carillo, ya también ausente, que contribuyó a mi vocación por el género policial. Aunque nos conocimos a través de los estudios de las matemáticas, esta mujer era una infatigable lectora de Agatha Christie y otros policiales.

Te respondo ahora sobre mis lecturas preferidas: he leído tanto a lo largo de mi existencia por dedicación, placer y oficio que no podría enumerarte a tantos libros y autores. Baste citar que mi estilo lo asumo luego de leerme un libro de la autora sueca María Gripe: El papá de noche, el cual me demostró lo que podía ser la literatura para niños, o sea: de compromiso con la infancia.

Poco después, leí los ensayos de Mirta Aguirre sobre el tema y supe que andaba en el camino cierto. Por aquel tiempo cayeron en mis manos las obras de Ligya Bojunga Nunes, el italiano Gianni Rodari y otros autores extranjeros y cubanos. De Cuba mi autora preferida es Dulce María Loynaz. Ahora y siempre, espero.

¿Cuándo y a qué edad escribiste el primer cuento? ¿Fue publicado o formó parte de un concurso escolar? ¿Cuál es el primer título que vio la luz editorial? ¿Cuál es tu fuente de inspiración?

Voy a responderte al revés. La fuente de inspiración es siempre la vida. A partir de emociones es que escribo. No lo hago por propósitos, sino por impresiones dolorosas, traumáticas o divertidas o irónicas. Antes quise ser un gran escritor: creo que eso nunca se logra, no al menos como uno lo sueña y de nada importan los miles de libros que tengas, si lo soñado cuesta tanto de ser llevado al papel.

No recuerdo en qué fecha escribí el primer cuento, no sé, no debe existir ya, pero sí la primera noveleta a los 16 años, que era policial y se llamaba Aventura en la hacienda colonial. La di a leer y fue muy criticada por la especialista que la evaluó quien me dijo que escribía como Enid Blyton, una autora de misterios y aventuras policiales para niños que, a la manera de Christie siempre repite un mismo esquema. Aquellas palabras fueron para mí el mejor elogio alcanzado.

El primer libro (o folleto) que ve la luz editorial es La vieja foto, en una modesta edición que hace Omar Felipe Mauri en “stencil” en Bejucal. Había ganado primera mención de La Edad de Oro en 1989 con un jurado que presidió Félix Pita Rodríguez. El libro se publicaría 20 años después por la editorial Oriente. Se inspira en una situación real que yo viví con una niña, a quien la madre reprimía durante una actividad en la peña de los juglares del Parque Lenin. Es decir, cuento las desavenencias entre una hija (de padres divorciados) y su madre periodista, que abandona a la niña todo el tiempo por su desmedido amor y entrega al trabajo. La pequeña, a través de una foto, evoca los tiempos pasados de amor entre sus padres, que sin embargo, ella nunca experimentó…

Hasta la fecha ¿Cuántas son las obras publicadas? De ellas ¿Cuál te ha llenado de mayor satisfacción y gusto?

En variados géneros, son casi un centenar los trabajos publicados. No hay uno que quiera especialmente, pues todos me recuerdan algo, me trajeron un momento bueno, me complacen por una situación o circunstancia y están llenos de vivencias y recuerdos. Entre los más entrañables, figuran: la noveleta Mensajes, el cuento El último deseo, Cuando llegan las cigüeñas de París, pero también el titulado Escuelita de los horrores (con secuelas todavía inéditas), en fin, es difícil escoger.

¿Cuáles y por qué son los valores humanos con mayor hincapié en tus libros? ¿Cuáles virtudes aprecias y qué rechazas? ¿Qué significado confieres a la amistad?

Yo soy una persona alegre y a la vez nostálgica y ese sentimiento preside toda mi literatura. Soy optimista y emprendedor, aunque algunas veces me torno triste y taciturno. Mis libros buscan la tolerancia y el entendimiento y apuestan por lo diferente e incomprendido. Me molesta lo maniqueo, preconcebido, convencional, homogéneo, dogmático y que tenga un sentido obligatorio sin que se razone en el por qué de la obligatoriedad.

Odio la mentira incluso si es piadosa y pienso que en la literatura infantil y juvenil se ha mentido mucho a la infancia. Por eso sigo a Martí al comprometerme con los temas y las verdades que aquejan e inquietan a la infancia.

Acerca de tu pregunta sobre la amistad te digo con sinceridad: la amistad es una forma de amor, la más duradera y hermosa. Amo a mis verdaderos amigos y me debo a ellos. En realidad mis amigos me llenan y tengo tantos que a veces puedo parecerles infiel a unos u otros pero el tiempo se me acorta con tantas ocupaciones. Hay gente muy especial con la que quisiera estar tres días dentro de uno.

He perdido grandes amigos y todavía los guardo en mi corazón, pese a la muerte o la distancia, y escribo sobre ellos y sus recuerdos. Eso motivó la escritura de Inventarse un amigo y su secuela (Alguien viene de la niebla, ambas publicadas por Gente Nueva).

Puedes imaginar que fui un niño solitario, que tuvo una hermanita por parte de madre a los 16 años y de pronto, a los 18, me entero que mi padre, tenía en otra provincia seis hijos. Hoy todos los hermanos nos queremos mucho y juntos rescatamos, ya en la adultez, el camino de ausencia que nos impusieron los mayores en la niñez.

Evidentemente Escuelita de los horrores no trata una escena cubana, ¿dónde lo escribiste?

Escuelita de los horrores, lo escribí en Alemania bajo el sentimiento de nostalgia por los míos. Llevaba casi seis meses trabajando en Europa como cuentacuentos y conferencista y tenía una beca de investigador de literatura infantil y juvenil en un castillo. ¡Por eso salió ese libro tan loco y divertido!

En tus libros aparecen las mascotas comunes en los hogares cubanos, como el gato y el perro, así como la admiración por el caballo ¿son estos animales de la preferencia personal?

He tenido gatos de todos tipos y cada uno tiene su historia, por eso ves a los felinos del patio en tantos libros. Yo soy como un gato de salvaje y huraño, pero tengo la fidelidad perruna, pero sin la docilidad ni el doblegamiento de los canes. Soy independiente como los gatos y libre y desbocado como los caballos. ¿Puedes entender este híbrido?

He montado en corceles casi hasta desbocarlos y yo con ellos… hoy no tengo animales en casa, pero sí cerca, pues recopilo sobras para unos perros botados en la orilla de la playa. Alimento a estos animales casi a diario o semanalmente y me siguen por todo Alamar como guardianes. Me acuesto a dormir entre las rocas y ellos conmigo, me avisan si alguien viene, me lamen afectuosos…
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Es Nochebuena, en la voz de Alejandra Moglia


ES NOCHEBUENA...

Es Nochebuena
y en cada estrella
una esperanza
quiero encender

Tengo ilusiones
tan verdaderas
que en lo imposible
puedo creer.

Es Nochebuena
llena de astros,
de aromas verdes,
de pan y miel.

De lejos llegan
magia y deseos,
Norte y Oriente,
Luz y Belén.

Tiempo fragante
recién cortado,
promesas puras
de amor y ser.

Es Nochebuena
y es para siempre
esta esperanza
que quiero ser.

(c) María García Esperón

Es Nochebuena
y aunque estés lejos
junto a mi alma
te puedo ver...

Faltan palabras,
sobran razones,
para un futuro,
juntos creer...

Es Nochebuena:
noche de estrellas,
aroma a hogar,
buen renacer...

Es Nochebuena:
llega un mensaje,
brillos cercanos
de amanecer...

Guarda tus cuitas:
es Nochebuena
todo en el mundo,
vuelve a nacer...

Borra lo triste,
es Nochebuena
y el gran milagro
va a acontecer...

Es Nochebuena:
da el primer paso
verás que juntos
podemos crecer...

(c) Enrique Pérez Díaz

2011
Realización: Alejandra Moglia

Música: Rachmaninov

Es Nochebuena, de Enrique Pérez Díaz y María García Esperón



Es Nochebuena
y en cada estrella
una esperanza
quiero encender

Tengo ilusiones
tan verdaderas
que en lo imposible
puedo creer.

Es Nochebuena
llena de astros,
de aromas verdes,
de pan y miel.

De lejos llegan
magia y deseos,
Norte y Oriente,
Luz y Belén.

Tiempo fragante
recién cortado,
promesas puras
de amor y ser.

Es Nochebuena
y es para siempre
esta esperanza
que quiero ser.

María García Esperón



Es Nochebuena
y aunque estés lejos
junto a mi alma
te puedo ver…

Faltan palabras,
sobran razones,
para un futuro,
juntos creer…

Es Nochebuena:
noche de estrellas,
aroma a hogar,
buen renacer…

Es Nochebuena:
llega un mensaje,
brillos cercanos
de amanecer…

Guarda tus cuitas:
es Nochebuena
todo en el mundo,
vuelve a nacer…

Borra lo triste,
es Nochebuena
y el gran milagro
va a acontecer…

Es Nochebuena:
da el primer paso
verás que juntos
podemos crecer…

Enrique Pérez Díaz



Honran al escritor Enrique Pérez Díaz en El autor y su obra

Fuente: TelePinar

El escritor y periodista Enrique Pérez Díaz, recibió el homenaje del Instituto Cubano del Libro (ICL) en su habitual espacio El autor y su obra, que tuvo por escenario a la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, de la Habana Vieja.
Sus compañeros señalaron que fue un privilegio ver como creció la vasta creación literaria de Enrique y como su pasión por el arte de escribir y contar historias se plasmaron en títulos que sedujeron a sucesivas generaciones de lectores.
Con cerca de un centenar de libros, del también director de la Editorial Gente Nueva se destacó su sencillez, sentido de justicia y de la amistad, así como también por la entrega infinita a la Revolución.
Su alto poder de convocatoria entre los amantes de la lectura, no solo infanto juveniles, fue otro de los aspectos subrayados por los panelistas y colegas de Enrique Pérez, un escritor al decir de ellos comprometido con su tiempo y su vocación, de gran disciplina y perseverancia admirables.
Enrique Pérez Díaz agradeció este gesto del ICL cuando hay tantos autores que también pudieran merecerlo por tener mucho más edad que él, en tanto reafirmó que escribir será siempre un reto.
En declaraciones a la prensa, dijo que este tributo es un estimulo a su obra más que a su persona y escribir para niños y jóvenes le hace sentir muy bien, pues crea sin ataduras, a la vez que recibe el cariño de los pequeños.
Como proyectos actuales está haciendo poesía, también juvenil, porque no le es posible desvincularse de ese mundo de la fantasía, y además lleva la dirección de la Editorial con las responsabilidades que esto implica.
Enrique Pérez Díaz (1958) escribe textos pletóricos de ilusión y fantasía en el abordaje de temas contemporáneos, los cuales integran programas docentes en naciones como Estados Unidos, España, Argentina, México, Colombia, entre otras.
Ha sido traducido a idiomas como el inglés, italiano japonés, portugués y alemán.
(AIN)
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Enrique Pérez Díaz: un autor sin edad, por Madeleine Sautié R.

Enrique Pérez Díaz
Un autor sin edad
MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ
Fuente: Granma


Mucho de magia y otro tanto de deleite tuvo el homenaje que el espacio El Autor y su Obra, del Instituto Cubano del Libro, tributó este noviembre a ese escritor "sin edad" que es Enrique Pérez Díaz, cuya pasión por inventar historias se renueva en cada jornada que amanece.
Para conseguirlo, los colegas suyos de la editorial Gente Nueva, que dirige este narrador prolífero, así se lo propusieron sin que demasiado empeño les llevara la faena, si se tiene en cuenta la originalidad de las acciones culturales que, en torno al libro, emprende esa institución, que como una eficaz "fábrica" de literatura infanto-juvenil, despliega ininterrumpidamente.
Cuando el agasajado —que apareció en el escenario tras la narración oral de un cuento, como un personaje escapado de su argumento— estuvo frente al público que se congregó en la Biblioteca Rubén Martínez Villena para compartir ese momento de distinciones, ya tenía el auditorio en sus manos un "tesoro de papel" (poemas inéditos de Enriquito adheridos a un origami) y un manojo de referencias sobre el también periodista y editor, que entre imágenes y voces en off, prepararon a los presentes para una velada inolvidable.
Esta vez no hubo un panel de presentadores que al tocarle su turno hablarían de la obra del autor que trajo a esos fantásticos personajes universales, que son las hadas, hasta nuestros tiempos, para impregnarles un hálito de educativa actualidad.
Para hacerlo, y sin previos aprestos, el autor fue sorprendido por la notable escritora Nersys Felipe, hermana mayor de profesión, que no quiso faltar a la cita y por el también escritor y poeta Nelson Simón, cuya asistencia al convite se remite a la causa del corazón y del cariño, por alguien que le transformó el camino literario, "el hombre que ha sabido hacer una obra de a poco, comprometida con la infancia, transgresora y de mucho rigor".
Otros amigos como Omar Felipe Mauri, quien "lo vio nacer a la Literatura" y Alga Marina Elizagaray, que le reconoció esa vocación que, desde el lector, convirtió "en oficio de creador por obra y gracia del esfuerzo y del talento propios" se sumaron al diálogo conformado entre el narrador de cuentos y los espectadores a los que el tiempo se les hizo ostensiblemente breve para percibir el contacto en vivo con uno de los más renombrados autores de la literatura cubana infantil de su generación.
Su larga lista de premios y bien merecidos reconocimientos sopesan esa entrega suya con que se honra Gente Nueva al acometer el feliz y difícil reto de escribir para las nuevas generaciones:
"Mi ángel ha sido siempre el trabajo; mi demonio, la apatía, la indiferencia, el ocio, la indolencia y el abandono o menosprecio del trabajo y es que creo en este como una fuerza renovadora y telúrica capaz de cambiar el mundo."
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Enrique Pérez Díaz: rompiendo las fronteras de la literatura, por Helen Hernández


Fuente: La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana

Rompiendo las fronteras de la literatura
Helen Hernández • La Habana
Fotos: Cortesía del entrevistado

El niño de mi cuento no le teme a las brujas, los vampiros o los editores de libros. Creer en las hadas, la magia, los duendes y las cigüeñas funciona como un conjuro para paliar los horrores de la vida; sin embargo, la voluntad y el amor de los seres humanos le han resultado siempre el mejor argumento desde el cual desatar su imaginería.
De pequeño, podía convertirse en un gato y subirse a los árboles para hacer travesuras con los amiguetes sin importar los consejos de la madre y la abuela de no hacer disparates que despertasen el asma. Otras veces, le salían ojos de búho con los que hurgaba en la biblioteca escolar, donde encontró libros que lo sumergieron en parajes ignotos y lo hicieron vivir como suyas las más increíbles aventuras ideadas por hombres de otras épocas como Salgari, Verne y Mark Twain.
Aquel afán de lectura lo llevó un día a crear sus propias historias, distintas a las líneas fantásticas usuales en la literatura para niños y niñas. Quería mostrar los conflictos de las personas en las primeras edades de la vida con la sinceridad como única fórmula, despojado de viejos tabúes y mitos que menosprecian la capacidad intelectiva de la infancia. Para qué más héroes buenitos, obedientes y sabios en los libros cuando se mantenían casi ausentes otras miradas a la familia, el divorcio, la incomprensión de los adultos, la lucha contra la intolerancia y el autoritarismo, la defensa de los sueños, la ilusión y el desarrollo del albedrío humano; asuntos narrados por él con un aliento que los críticos llamaron “renovador, insolente y posmoderno”.
En medio de esa búsqueda, el personaje de esta historia, Enrique Pérez Díaz (1958), creció y se convirtió en escritor de cuentos, novelas, ensayos, poemas y artículos. Pasó primero por el periodismo, siguiendo en sus tiempos de reportero del periódico Tribuna de La Habana y la Agencia de Información Nacional (AIN) el riquísimo contexto cultural de la década de los 80.
Los estudiosos coinciden en llamarlo el más fecundo narrador contemporáneo para niños, niñas y jóvenes de Cuba y algo de ello habrá si cuenta con casi cien libros publicados y premios como La Edad de Oro, Pinos Nuevos, Ismaelillo, Abril,La Rosa Blanca de la sección de Literatura Infantil de la UNEAC y la Mención Especial del Premio Iberoamericano Para Leer el XXI, del IBBY, entre otros. Muchachos y muchachas de EE.UU., España, Argentina, México, Martinica y República Dominicana han leído sus obras como parte de los programas escolares, y también está traducido al inglés, portugués, japonés, alemán, euskera e italiano. Minicuentos de Hadas (1991), Mensaje (1991), ¿Se jubilan las Hadas? (1995), Inventarse un amigo (1993), País de Unicornios (1999),Escuelita de los horrores (2000), El niño que conversaba con la mar (1997),Minino y Micifuz son grandes amigos (2000) y Las cartas de Alain (2001) son algunos de esos libros que han marcado la literatura infantil en Cuba y Latinoamérica.


De mayor, Enrique no perdió la capacidad mágica de multiplicar el tiempo para ser además presidente de la sección de literatura infantil de la UNEAC por 15 años, miembro del Comité Cubano del IBBY y, desde 2007, director de la editorial Gente Nueva, donde se ha enfrascado en actualizar el catálogo con las nuevas tendencias de la literatura infanto-juvenil en Cuba y el mundo.
Cuando es necesario, el hombre-niño corre veloz como los unicornios y afila su cuerno ante las injusticias, la insensatez y la mediocridad. Otras veces, encuentra la calma y se deja preguntar, como los buenos amigos, luciendo la sonrisa más amplia que rostro humano es capaz de albergar. Se parece a esos muchachos intranquilos, a punto de convertirse en paloma y lanzarse a un vuelo muy alto; pero se mantiene a mi lado y me narra sus hazañas por el reino de las letras, uno de esos cuentos atrevidos y llenos de voluntad.

Enrique en el mundo de los libros
La cercanía con la literatura le viene por vocación familiar. Un abuelo periodista, una abuela aficionada a la lectura y la madre profesora de inglés y piano le inclinaron a convertirse en lector. “Era un niño muy inquieto, pero a la vez padecía de asma y eso me limitaba la actividad física, aunque no mi deseo de treparme en los lugares, escaparme, subirme por un árbol de tronco al techo de la casa, ir a la playa, etc. Si amanecía con falta de aire no podía asistir a la escuela y leer era entonces mi salida. Estudiaba en Ciudad Libertad, y a las 4 de la tarde me iba a la biblioteca porque ese era el único escape que tenía. Además, mi madre trabajaba en la Dirección Nacional de Bibliotecas Escolares en los primeros años de la Revolución y allí llegaban todos los libros importados para el sistema de bibliotecas públicas gracias a lo cual me leí un fondo de literatura infantil muy amplio. Me gustaba más la literatura heroica. Primero leí a Emilio Salgari, Agatha Christie, Julio Verne, libros de misterio y El país de las sombras largas que a los cuentos clásicos”.
Poco a poco fue canalizando su vocación, despuntando primero por sus posibilidades de expresión oral y escrita en la vida de estudiante, hasta que siendo un adolescente escribió su primera obra de teatro para que fuera representada por los alumnos que recibían clases de inglés con su madre.





“La propia vida me inclinó a ser escritor y poco a poco le fui cogiendo el gusto. Siempre he escrito por una necesidad personal, sin proponerme un determinado tema. Lo hago porque me siento fascinado por una historia, según mi estado de ánimo. Ahora estoy escribiendo poemas porque tengo poco tiempo, muchas tensiones de trabajo y preocupaciones. Los problemas de Gente Nueva no he logrado dejarlos fuera de mi casa y no estoy tan concentrado para escribir como solía.”

Un periodista no puede ser tímido
Entre los animales preferidos por Enrique se encuentran los gatos y los búhos, además de los perros a los que lleva comida en la playa cercana a su casa. Por eso quería estudiar veterinaria, pero los amigos y la familia lo conminaron a optar por las letras, siguiendo el camino del abuelo.

"Una amiga me recomendó ser periodista, pero no creí que me fueran a dar la carrera porque era muy mal estudiante. No obstante, me aceptaron y una vez allí la licenciatura no me gustaba nada en el sentido académico y hasta tercer año estuve por dejarla”. Fue entonces cuando comenzó a colaborar con la redacción cultural del recién fundado periódico Tribuna de La Habana y le llegó una segunda escuela, en la que un día entrevistaba a Mocedades y otro a Joan Manuel Serrat.


En el Presidio Modelo, durante sus labores como reportero de la AIN 

“Existía una vida muy rica en materia cultural en la década de los 80 y de todo eso me nutría. La AIN, a donde llegué después de graduado, me permitió un rigor de trabajo que agradeceré toda la vida. Era redactor y reportero, lo cual me hizo escribir con una fluidez y agilidad que ha servido a mi obra literaria. A veces la gente no se da cuenta que desde que comencé a trabajar estaba obligado a escribir de diez mil cosas y diez mil maneras a la vez, lo mismo una noticia, un reportaje o un servicio especial. Por eso puedo tener tantos libros.
“A las personas les cuesta mucho escribir y el periodismo me ayudó a soltarme. Veo a editores pasarse dos horas para hacer una nota de contracubierta y yo la termino en el momento. El que se ha tenido que enfrentar a una página en blanco sabiendo que tiene que terminar en unas horas adquiere un grado de locura, un arrojo que le permite lanzarse al abismo a ver qué pasa. El periodismo me dio esa soltura y a la vez me ayudó a vencer la timidez ante un entrevistado, ante un editor y por supuesto ante la página en blanco, que es la peor.”

Escribir realidades difíciles
Mientras se afanaba como reportero, la literatura seguía brotando. Enrique formaba parte del movimiento de talleres literarios existente en Cuba en la década de los ochenta. “Aunque el taller literario no me hizo daño, tampoco obtuve mucho bien, porque proponía una forma muy establecida de escribir y aprendí que uno tiene que ir encontrando por el camino su propio acento”.
En 1984 una antigua compañera de su madre que trabajaba en la Biblioteca Nacional le abrió los archivos de textos que llegaban del extranjero para que los valorase. “Fue un ejercicio crítico muy importante, porque esos libros acababan de entrar en el país y yo era el encargado de recomendar si podían o no pasar a la sala de lectura infantil”.
Uno de aquellos volúmenes le cambió la vida al joven periodista y escritor. Se trató de El Papá de Noche, una novela de María Gripe cuyo argumento habla de una niña llamada Julia, hija de madre soltera, a quien cuida un muchacho que tenía un búho llamado Contrabando. Entre ambos se instaura una relación afectiva muy fuerte que lleva a la pequeña a tomar a quien la cuida como su papá.
“La obra me impactó pues abordaba un tema de la vida real. En aquella época los libros infantiles en Cuba estaban en la cuerda fantasiosa, como si todos los niños de aquí vivieran en un paraíso, cosa que yo sabía incierta. Me propuse entonces escribir sobre las realidades difíciles de los niños cubanos, que es una marca en mi obra.”
Entre las primeras personas que Enrique mostró aquellos cuentos con los que pretendía revolucionar la literatura infantil en la Isla estuvieron Félix Pita Rodríguez y Dora Alonso, a quienes había conocido en sus labores como periodista. “Les mostré la primera versión de La vieja foto para ilustrarles la manera en que quería cambiar lo hecho hasta el momento en este campo según mis inexpertas armas. Dora me dijo que aquello no era literatura infantil, pero Félix opinó lo contrario. Tenía dos caminos, creer a uno u otro, dos escritores a los cuales después admiré y quise mucho”.
El libro resultó mención única del concurso La Edad de Oro en 1989, aunque solo fue publicado 20 años después por la editorial Oriente. Luego Enrique ganó el premio en 1993 con Inventarse un amigo y ahí se desató el éxito como narrador.
“En la literatura para niños advertí, como escritor y como lector, una apertura temática mayor que en la literatura para adultos. Esta última se inhibe, se cierra a los temas aprobados, más reales. En la literatura infantil saltas del realismo para la fantasía más desbordante sin que nadie lo cuestione, porque hay una amplitud estilística y temática mayor. Se rompen mucho más las fronteras y desde el primer momento me sentí más cómodo saltando los límites.”






Casi cien libros para un mismo autor

Dicen que no hay quien logre contar todo los libros publicados por Enriquito. Su esposa Galia lleva la cuenta: “casi un centenar”, pero ni siquiera en su casa han podido guardarse cada una de sus incursiones editoriales. “La publicación es otro azar”, replica como quien no ha hecho gran cosa. “Depende del gusto de quien te evalúa, de quien te lee. A lo mejor mis libros más entrañables y queridos no están publicados todavía, pero los que sí lo están dependieron de muchos factores extraliterarios.
“La cantidad de libros publicados tiene también que ver con la voluntad, dada en parte por el periodismo. Al vencer el miedo a escribir enfrenté la literatura como un deporte. No es que la tomara deportivamente, sino con seriedad y rigor, como un reto. Yo he tocado la puerta de una editorial hasta diez veces y solo entonces me han venido a publicar.
“Siempre lo vi como un problema de obra, no personal. Yo soy un hombre y puedo caerle bien al editor aunque mi libro no le guste. Cuando mando a un concurso, que es hoy menos frecuente, lo hago como un principiante, porque se trata de un libro nuevo. El jurado no está premiando a la persona sino a la obra que leyeron. Es importante saber que la obra no es uno mismo. La vida del escritor es aparte. Hay que ser una persona, trabajar, tener contacto con la gente. Por eso nunca me he propuesto vivir de mi literatura, porque trabajar en algo más me parece una manera de ser útil”.

No existen temas proscritos
La tendencia a tratar en la literatura para niños, niñas y jóvenes conflictos sociales candentes está marcando parte de lo que se hace hoy en la Isla por los autores de esta corriente creativa. No obstante, Enrique no piensa que la cuestión radique en el tema, sino en hacer buena literatura.
“Todo depende del libro. A lo mejor alguien escribe diez veces sobre la prostitución y hay una divertida, otra dan ganas de llorar y otra parece abominable. No es que el sexo, la muerte o la deserción escolar tengan que estar proscritos en la literatura infantil. Pero lo primero que tienes que tener es una historia, y los temas salen después. Con lo que sí no estoy de acuerdo es con la ñoñería de la literatura infantil cubana de algún momento, sobre todo durante el quinquenio gris.”
“Mis historias salen como soy yo, agitado, haciendo 20 cosas a la vez, casi cinematográficamente. Yo era muy solemne en mis libros, muy nostálgico, y un buen día escribí Escuelita de los horrores, que es una dura crítica a la escuela como institución en cualquier país del mundo y adquirió una interpretación diferente según la experiencia de cada lector. Incidí mucho tiempo con el tema del divorcio, pero desde las secuelas que deja en los niños, en la familia, la manera en que se refleja creativamente en sus vivencias. Hay que ser verosímil en lo que uno cuenta, el tema saldrá después.”





En cuanto al sufijo, pues sobra. “Se trata de literatura, solo que en este caso toma como objeto creativo el universo infantil. A veces me preguntan que cuándo voy a escribir para adultos y yo respondo que toda mi vida he estado escribiendo para todas las edades. La literatura para niños es aquella con la que mayor cantidad de adultos están trasegando. El libro que se lee un niño lo lee primero el adulto, que es siempre el que te premia, te publica y te edita. Desde ese punto de vista es que la haces más creíble, más rica. Mi literatura no es tan infantilista, sino que está escrita pensando también en los padres, porque me interesa que me lean además los grandes”.
Quienes escriben para la infancia aún siguen siendo juzgados desde ese otro espacio, como si por el tipo de público se tratase de una literatura menor, disminuida. “En el mundo de la literatura adulta no significamos nada. Solo somos ‘aquellos que escribimos para niños’. Se hacen eventos de narrativa y no se invitan a narradores infantiles, sin darse cuenta que actuamos con las mismas armas porque la literatura es una. Eso repercute en el nivel de invisibilidad que tiene el llamado género, que no es tal porque son muchos géneros dentro de un movimiento. Por eso apenas hay premios nacionales de escritores infantiles aunque existen figuras establecidas como Nersys Felipe, Julia Calzadilla, Ivette Vian, Enid Vian, Luis Cabrera, etc. No hay en los grandes escritores cubanos una concientización de que lo que nosotros escribamos va a permitir que los lean a ellos mañana.
“A veces en la literatura para niños se han dicho cosas antes que en la de adultos, más ciertas y con más trascendencia. Lo que pasa es que nadie nos ve ni nos oye, salvo los de nuestro mismo movimiento. Eso también se circunscribe a un panorama de crítica literaria que es bastante escaso y eso conspira a favor de esa invisibilidad.”
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¿Qué hace falta para escribir para la niñez?, le pregunto.
“Lo primero es haber leído buena literatura. Luego hay que tener ritmo, ser ameno, interesante, tener mucha contradicción. Los diálogos son algo que se debe trabajar mucho, al igual que las contradicciones de los personajes, porque el más malo tiene alguna arista buena y si logras que el lector adivine eso ya estás convenciendo. No puede ser ni maniquea, ni esquemática, ni falsamente educativa. Debe educar a trasluz, no directamente.”

El arte de vender libros
“La literatura infantil se ha convertido en un gran negocio”, me explica. “Todas las grandes editoriales que distribuyen en América Latina tienen un fondo diferente para cada país. Los autores que lees en Argentina por Alfaguara no los lees en Chile, Perú o Brasil. Lo que está mandando no es la calidad ni el movimiento, sino la distribución comercial. ”
Desde ese punto de vista, quienes escriben en Cuba tienen más difícil insertarse en mercados internacionales y, por tanto, darse a conocer.
“Somos un país bloqueado y eso nos limita. Depende mucho la literatura del mercado, pero nosotros, que estamos ajenos a ese mundo, no podemos ni pensar en llegar ahí. Para que te conozcan internacionalmente no lo decide ni un libro, ni una feria. Incluso algunos ganadores del Premio Hans Christian Andersen, el Nobel de la Literatura Infantil, quedan olvidados porque no forman parte de ese mecanismo. Tendría uno que convertirte en un fenómeno Harry Potter para trascender de esa manera. La saga no estaba ni escrita y ya era promovida”.


Desde la Editorial Gente Nueva Enrique se ha propuesto un replanteamiento de las colecciones para dar a conocer lo más reciente que se hace en el mundo de la literatura infanto-juvenil. “Durante 40 años esta editorial había sido muy clásica pues publicaba a los mismos autores cubanos y los mismos extranjeros. Rompimos un poco con eso y tratamos de poner más autores contemporáneos cubanos y extranjeros en la nómina. Eso tiene el inconveniente de batallar por los derechos, pues los libros a veces no son de los autores sino de los editores. Pero cuando logras que te cedan la publicación desinteresadamente, te das cuenta del símbolo que todavía significa Cuba para la gente.
“A la vez, se amplía el horizonte del lector cubano, que no siempre está preparado porque, paradójicamente, esos son los libros que menos se venden. Como dice el viejo refrán campesino, la carreta no puede ir delante de los bueyes. La colección XXI queda también como un hito para los autores, para que cotejen lo que se está haciendo en el extranjero. Es una manera de actualizarnos un poco.
“Por otra parte, tratamos de flexibilizar colecciones ya establecidas comoPrimavera, de novelas de amor, con obras más contemporáneas, además de publicar libros de Asia, África o el Caribe sin perder de vista que tenemos un plan que incluye libros de juegos, de ciencias, de arte, etc.”

El unicornio
De Enrique se ha escuchado decir que es irreverente, hiperactivo, rebelde… “Sí, pero con causa. Hiperactivo soy por naturaleza. Los más cercanos a mí no pueden con mi ritmo. Yo mismo tengo a veces que regularme los botones porque tengo un sistema de encendido y apagado que he adquirido con la vida y con la profesión. Todo el día estoy haciendo algo. Soy muy impulsivo.
“La irreverencia no es innata. Solo me vuelvo irreverente ante lo engañoso, lo convencional, lo establecido cuando no vale, cuando es poco convincente. Soy muy cuestionador, muy analítico y hay momentos en que me puedo poner violento cuando siento que algo (o alguien) no es objetivo o es injusto. Rara vez siento aversión por alguien, incluso por personas que me hayan dañado. Por lo que siento aversión es por la indolencia, por la apatía, por el desamor. La vida hay que llenarla de muchas cosas y la vaciedad me trastorna. Cuando hay que desafiar el peligro lo hago y trato de ser fiel a mis amigos y a las causas en que creo, pero lo que siempre me preside es la justicia”.

De las criaturas fantásticas, ¿cuál prefiere?, inquiero.
“Me gustan los unicornios por toda la connotación que tienen. Quisiera ser un unicornio porque es una criatura maravillosa y, por supuesto, tiene un cuerno en la frente que puede utilizar, porque también es necesario defenderse. He escrito cuentos de hadas, de brujas, pero el unicornio es una criatura en la que encuentro una espiritualidad muy grande”.



Epílogo

Este cuento termina en el futuro. El niño unicornio, el escritor alado, sigue inventándose historias; escribe poemas; termina sus libros ahora a medias, entre ellos uno con crónicas sobre su experiencias de lector; reconstruye una editorial en la que radicará la primera librería especializada en literatura infanto-juvenil y una ludoteca para los niños y las niñas; aparece un libro de cuentos que tienen como leiv motiv las alas y otro donde solo hay dragones; le entregan un premio muy grande.
Un día, la autora de este diálogo pasea por El Vedado de la mano de una pequeña feliz porque acaban de comprarle uno de los libros de Enrique Pérez Díaz, su escritor favorito. A la niña se le ocurre que tal vez ella, cuando sea grande, pueda ser escritora de cuentos porque también cree en las hadas, los duendes y en la gente con bondad. La historia de magia estará entonces a punto de recomenzar. 

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Enrique Pérez Díaz: Pacto con el hada de la creación, por Martha Isabel Andrés Román

Enrique Pérez Díaz: pacto con el hada de la creación
Martha Isabel Andrés Román, 17 de noviembre de 2011

El hombre crece. A veces olvida su tiempo primero de sueños y fantasías, esa etapa donde el mundo era un misterio a descubrir, donde todo sorprendía y deslumbraba. En ocasiones, cuando sabe que ha perdido inevitablemente la inocencia primigenia, lo asalta la nostalgia por lo que no volverá.
¿No es acaso ese sentimiento el que despierta en Proust la necesidad de ir siempre en busca del tiempo perdido? ¿No es esa añoranza la que hizo a James Barrie inventarse un país de Nunca Jamás donde la niñez fuera una etapa perenne?
Por fortuna, existen seres que desconocen la melancolía, pues la infancia la llevan consigo, no como una fase vivida o como un tiempo pasado, sino como una actitud de la cual es imposible desprenderse. Ellos jamás hablan del niño que fueron, sino del que siguen siendo, del infante soñador que llevan dentro, aunque esté camuflado, escondido tras las marcas inevitables dejadas por los años.
Los asistentes este miércoles 16 de noviembre al espacio El autor y su obra tuvimos el privilegio de acercarnos a uno de esos hombres-niños que llevan a cuestas el alma fantasiosa y desbordada. Rodeado de hadas, seres presentes en muchas de sus obras, Enrique Pérez Díaz fue homenajeado por quienes reconocen en su labor creativa el aporte vital a la literatura infantil de la Isla.
Hasta la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana Vieja se dirigieron amigos y seguidores, muchos de ellos, como Nersys Felipe o Nelson Simón, venidos desde Pinar del Río para presentar sus respetos y afectos al escritor, periodista, crítico, investigador y editor, quien asume en la actualidad la dirección de ese sello dedicado a los más pequeños llamado Gente Nueva.
Las hadas de la soledad, de la tristeza, del adiós, de la menta, protagonistas inquietas de las historias de este autor, recordaron al auditorio la magia que vamos perdiendo mientras pasa el tiempo, esa habilidad de construirnos mundos paralelos.
El balance de su obra fue un momento emocionante. Por la pantalla pasaban innumerables títulos de libros de cuentos, poemas, selecciones, compilaciones, antologías, y el auditorio se preguntaba, admirado, de qué fibra estaría hecho aquel hombre tan prolífico.
¿Los personajes de sus textos? Todos los conocemos: además de las hadas abundan los fantasmas, las brujas, los unicornios… un catálogo inmenso de criaturas del disfrute exclusivo de los que conservan intacta la capacidad de soñar.
Aunque son seres conocidos, no por ello dejan de ser singulares, pues Enrique Díaz les adiciona sapiencia, genio creador, maestría, para mostrar a los más pequeños una realidad alternativa, pero no ingenua o paradisíaca. Como dijeran varios presentes, se trata de una literatura sin tabú, donde las situaciones no son edulcoradas, sino recreada según los sueños del creador.
Las hadas cuentan, Se jubilan las hadas, Y si las brujas te salen, País de unicornios, Fantasmas asustados, Porcelana de Cantón, La canción de los mininos, Aventuras en el valle de las tortugas azules, estos y muchos otros títulos, que para el propio autor resultan innumerables, avalan la obra de Pérez Díaz.
Una producción tan fructífera también cuenta con numerosas distinciones que, dentro y fuera de Cuba, dan fe de su destreza para acercarse al siempre exigente y sincero público infantil. Ha obtenido diversos galardones, entre ellos La Edad de Oro, Pinos Nuevos, Ismaelillo, Abril y los premios especiales Abril 2001 y Romance de la Niña Mala por el conjunto de su obra para niños.
Igualmente ostenta el premio Aniversario del Triunfo de la Revolución del MININT y La Rosa Blanca de la sección de Literatura Infantil de la UNEAC, fue finalista del EDEBE de España y mención especial del Premio Iberoamericano Para Leer el XXI.
Los textos de Pérez Díaz gozan de gran prestigio internacional. Su obra se estudia en programas escolares de Estados Unidos, España, Argentina, México, Martinica y República Dominicana y está traducida al inglés, portugués, japonés, alemán, euskera e italiano.
Merecedor de una beca en 1998 en la Internationale Jugendbibliothek de Munich, Alemania, por su proyecto de investigación sobre los Premios Hans Christian Andersen, ha visitado además varios países del Caribe, Latinoamérica y Europa para impartir conferencias.
Pero probablemente uno de los lauros más importantes lo recibió la tarde de este miércoles: una niña de doce años llamada Carla llegó hasta “El autor y su obra” para manifestar su admiración por el escritor. Según reveló, cursaba el tercer grado cuando se encontró por primera vez con un libro de Pérez Díaz, y desde entonces ha sido una lectora voraz de cada texto del autor.
«Antes de conocer los libros de Enrique, y como le pasa a muchos niños de mi edad, no me gustaba mucho leer. Pero desde que empecé a adentrarme en sus historias la lectura se ha vuelto para mí una gran necesidad», confesó agradecida.

Con Nelson Simón y Nersys Felipe
Pero no fue esa la única muestra de cariño que recibió el autor, porque esa grande de las letras cubanas y escritora trascendental de la literatura infantil llamada Nersys Felipe, llegó desde Pinar del Río con un ramo de flores para homenajearlo.
«Pensé que no tendría la posibilidad de venir, pero cuando desperté esta mañana no pude parar de dar vueltas en la cama y pensar que yo tenía la obligación de estar aquí, no podía dejar de compartir este momento», manifestó.
Los reconocidos escritores para niños Omar Felipe Mauri y Nelson Simón fueron los encargados de conducir las preguntas del público y el debate en torno la obra de Enrique Pérez Díaz. El primero de ellos leyó un texto al que tituló “El pre-Enrique o viaje a la semilla”, recuento de sus primeras impresiones con el que devendría una reconocida figura del ámbito editorial cubano.
Mauri recordó la etapa periodística de Pérez Díaz, cuando su presencia en los medios nacionales ya apuntaba la inquietud de creador que crecía bajo la piel del reportero. Rememoró los intercambios de correspondencia, durante los primeros años de la década del ochenta, en los que ambos escritores se enviaban textos, se leían, hacían sugerencias y observaciones técnicas.
Entre los participantes en el encuentro hubo muchos que manifestaron su admiración por el autor, la relevancia de su fecunda obra en tiempos en los que aún existen quienes otorgan a la literatura infantil una importancia menor.
Según ha confesado el escritor, sus lecturas lo han conducido por las obras de figuras cimeras de la literatura infantil en Cuba: Dora Alonso, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso. De las letras universales lo fascinaron María Gripe y su Papá de noche, Fernando Alonso, Montserrat del Amo, y posteriormente los ganadores del premio Andersen, sobre los cuales emprendió una investigación que permitió conocer en la Isla a muchos de ellos, hasta entonces desconocidos.
En una reciente entrevista ofrecida a Cubaliteraria el autor resaltaba la importancia de la verosimilitud en el intercambio con los niños, la necesidad de tratarlos como seres pensantes y sagaces, capaces de discernir lo que realmente les interesa.
Quizás sea esa una de las cartas de triunfo de Pérez Díaz, pues libros como El terrible sobrino visita a la tía misteriosa, Las golondrinas son como el mar, Inventarse un amigo, La dama del ocaso, Los increíbles piratas del barco de vapor y Los Pelusos. Cuentos policíacos, han sido muy aclamados por el público al que están dirigidos.
Destacable es, además, la actividad de Enrique Pérez Díaz como editor, compilador y antólogo. Fruto de esas actividades son Entre brujas vuela el cuento, A favor de nuestros gatos, Cuentos a caballo, El bolsillo mágico, Desván de América, entre otros títulos importantes.
Entre fotos donde se mostró el recorrido entre el niño que era y el niño que es, Pérez Díaz regaló a los presentes parte de sus anécdotas, de sus experiencias, de los momentos más significativos que han marcado su existencia y su labor creativa incansable.
La tarde de este miércoles fue un recordatorio de que la permanencia de los sueños y la capacidad de fantasear no dependen de la edad, sino de la condición particular, quizás genética, quizás adquirida, de saber arrancarle a la realidad sus mejores matices.
Enrique Pérez Díaz tiene pluralidad de profesiones, cada una de ellas con un inventario extenso de aportes; pero es en su actividad como escritor, en ese pacto que parece haber hecho con un hada, la de la creación, donde radica su legado principal. Seguramente son muchos los pequeños que le deberán, por siempre, el ansia infatigable por la lectura.
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Un brindis por Enrique en el Instituto Cubano del Libro


Con mis entrañables Nelson Simón y Nersys Felipe


Con la familia que hizo posible los origamis con mis versos.


Con Karla, La niña que ha escrito tanto sobre mis libros y ha ganado concursos literarios


El periodista Rafael y María Elena Llana, periodista y una de las más importantes narradoras cubanas. La leí de niño en un libro para adultos llamado La reja y luego coedité su libro Casi todo, antología sobre su cuentística preparada por Ediciones Unión hace unos cuatro años. Somos grandes amigos…

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