Enrique Pérez Díaz

Enrique Pérez Díaz
(La Habana, 1958). Este polifacético creador ha abordado la literatura para niños desde todas las perspectivas. Como ensayista, su obra ha sido publicada en los principales medios impresos de su patria, Colombia, Argentina y México. Conferenciante, ha recorrido Europa y América, en muchas ocasiones también como cuentacuentos. Aunque sus cuentos y poemas para niños transcurren en el mundo de hoy, Enrique siempre apuesta por la imaginación y la fantasía. Posibilitador de imposibles, sus muchos libros describen el poder que las hadas otorgaron a este isleño para convertir la tierra firme en un mundo dúctil de sueños. Es director de la Editorial Gente Nueva. Vive en La Habana. (María García Esperón)

Los que escriben para niños...

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Entrevistas de Enrique Pérez Díaz a autores de LIJ. Columna en Cubarte

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María García Esperón en la Feria del Libro Cuba 2013 a través de Enrique Pérez Díaz

Feria del Libro Cuba 2013

IX ENCUENTRO TEÓRICO NIÑOS, AUTORES Y LIBROS.
Una merienda de locos
Lunes 18 al 20 de febrero de 2012
Sociedad Cultural José Martí
Día 20 de febrero de 2012
10.00 AM:
10.15 AM: Conversatorio Los héroes de ayer, hoy y siempre (Apuntes sobre una literatura desde la Historia), María García Esperón (México)
Presentador: Enrique Pérez Díaz


Una literatura desde la Historia

María García Esperón


Muy buenos días tengan todos ustedes.

Es para mí un honor el poder hacer llegar estas palabras a los jóvenes lectores cubanos a través de un portavoz de privilegio, ese ángel con mayúsculas y en griego –ánguelos, mensajero- que es Enrique Pérez Díaz, uno de los autores de literatura infantil y juvenil más importantes a lo largo y ancho del mapa hispanohablante o hispanosoñante, con quien me une la más hermosa de las amistades y a quien profeso la más grande admiración.

Me toca vivir aquí, a través de Enrique y entre todos ustedes una de las mayores alegrías a las que podamos aspirar quienes nos dedicamos a las letras, a las letras para jóvenes: el compartir a través de esta mágica oralidad la tela de mis sueños. Que los renglones callados se levanten y se hagan voz y les digan, y te digan el por qué y el cómo de esta literatura desde la historia que desde 2004 vengo urdiendo en dos telares –la Imaginación y la Memoria- para ofrecer a los jóvenes… y a todos.

¿Ofrecer? ¿Y no sería más adecuado, no resulta más puntual usar la palabra que de mi corazón llega a los labios de Enrique, y que es OFRENDAR?

Ofrendar, porque es la entrega de algo sagrado, de algo que comencé a atisbar desde que era una niña –una niña que leía-, de un brillo de tesoro custodiado por tapas de libros siempre hermosos, libros eternos hechos de eso: de Imaginación y de Memoria, libros y rostros para llevar por siempre ahí, en esas dos potencias o en esos dos jardines, en esos dos lagos : tu imaginación y tu memoria.

Y entonces, cuando esas dos potencias –imaginación y memoria- se suscitan, ¡hágase la magia!

Y mágica es la historia que he vivido desde ese 2004 en que escribí mi primera novela, El Disco del Tiempo, con la que gané el Premio Barco de Vapor y pude abrir la anhelada puerta que guarda la puerta de los sueños, o mejor, de la ensoñación consciente.

Dice mi filósofo de cabecera, Gastón Bachelard, que “una ensoñación, a diferencia del sueño, no se cuenta. Para comunicarla hay que escribirla, escribirla con emoción, con gusto, reviviéndola en cada palabra escrita”. Del mismo modo, en esa primera novela, yo tuve una ensoñación con la Historia, con un período histórico del que muy poco se sabe y que por los restos arqueológicos se antoja magnífico, rutilante: la época llamada minoica, en la isla de Creta, durante la Edad de Bronce.

Y empecé a soñar en esa Historia desde adolescente, a los catorce años, que descubrí en un libro de esos que les mencionaba, los custodios de Imaginación y Memoria, una reproducción del llamado Disco de Festos.


¡Un mensaje jeroglífico! ¡Una escritura indescifrada! Dibujos hermosos dispuestos en espiral: una barca, un delfín, un remo, una espiga, un rostro, otro rostro, un hombre caminando, una rosa de ocho pétalos en el centro… y todo me hablaba, me hacía soñar, preguntarme cómo serían los hombres o las mujeres que cifraron ese disco de arcilla, del que puede decirse es el primer impreso de la historia. El primer impreso.

También dice mi filósofo de cabecera que hay que tener hambre de libros y que si hay que rezar, además de pedir el pan de cada día, pedir por el hambre cotidiana de libros. Y no hay manjar que abra más el apetito que una escritura indescifrada, que está quizá a punto de revelar su secreto.

“La experiencia estética es la inminencia de la revelación”, ha dicho Borges y todos esos sentimientos, toda esa hambre tuve yo con ese disco de Festos, ese disco impreso, ese libro, como Enrique, ángel, mensajero de trascendencia, cuando tenía 14 años.

Para construir esta novela realicé mucha investigación, descubrí textos estremecedores de estudiosos que consagraron su vida a resucitar el espíritu de la civilización minoica, hechos accesibles hace algunas décadas a través de la colección de los breviarios del Fondo de Cultura Económica, como El Toro de Minos de Leonard Cottrell, y Arqueología de Creta, del fascinante John Pendlebury, que muriera como héroe en Creta durante la Segunda Guerra Mundial, fusilado, resistiendo la invasión alemana.

Los sueños de los hombres se encuentran a través o a pesar de los siglos y no sabía yo a los 14 años, cuando descubrí el Disco de Festos en ese libro tan adolescente como yo, que mis ojos hipnotizados estaban recibiendo los sueños de toda una civilización. Que el rey Minos y el arquitecto Dédalo, la princesa Ariadna y el héroe Teseo me estaban llamando para que yo reviviera con emoción, con gusto y apasionadamente las claridades de su mito y las sombras de su historia.

Desde niña también soñaba con la Atlántida. La imagen de ruinas sumergidas es para mí la belleza absoluta. En esa investigación que les digo encontré la hipótesis –para mí muy convincente- de que la Atlántida fue en realidad la civilización de la isla de Creta, la civilización de Minos, la que hizo el Disco de Festos, y que fue destruida por sismos y tsunamis producidos por la explosión de la cercana isla de Thera, en cuyo centro explotó un volcán.

Sismos.

Enormes olas.

El Agitador de la Tierra.

Poseidón.

Poseidón, que vengativo por las faltas de Minos destruyó su imperio, su talasocracia, su poder del mar. Crujieron los huesos de la isla resplandeciente, se abismaron los palacios y los supervivientes quedaron tristes, temerosos entre escombros y fueron débiles ante la invasión de los señores guerreros de la Grecia continental, los fieros micénicos.

¿Sismos?

Cuando yo tenía veinte años, en 1985, ocurrió en la Ciudad de México un sismo de enormes proporciones. Mi entorno se desmoronó. Las calles destruidas, edificios altísimos derrumbados, como monstruos antediluvianos, con el dolor humano entre los escombros. Oscuridad. Miedo. Olor a muerte. Silencio. Y en esas noches que siguieron, que dormíamos en la calle, en los autos, por miedo a los derrumbes, sucedieron réplicas del sismo y yo escuché el toro de la tierra, una ronca voz despiadada y atrozmente hermosa, implacable, la misma que escucharon Minos y Ariadna y Teseo y Dédalo. La misma que escuchó el arqueólogo Arthur Evans en Creta, durante sus excavaciones, en un tremendo sismo que le hizo entender todo: la dimensión telúrica de la civilización cretense, la fuerza del epíteto Agitador de la Tierra, para Poseidón, los sacrificios cruentos que ahí sucedieron, el Pánico y el Todo.

Así yo entendí o creí entender en esas noches de 1985 la dimensión telúrica de mi país, México. No solo como un dato científico, sino como la condición de posibilidad, desarrollo, creencia y supervivencia de mi gente, de los antepasados aztecas, de su sabiduría cifrada en el mito del Quinto Sol, Sol de Movimiento.

Así yo entendí o creí entender en esas noches de 1985 el milagro que es estar vivo y el poco tiempo que tenemos para venir a florecer en la tierra. La responsabilidad que tenemos con nuestros antepasados, con nuestros contemporáneos y con nuestros herederos. La urgencia de crear una edad de oro en la oportunidad que nos ofrece este presente, de dejar un imperecedero disco de Festos, disco del tiempo, sea mensaje, oración, himno o sueño, para tocar alguna vez un remoto corazón y enamorarlo para siempre.

Con ese imborrable recuerdo del sismo mexicano de 1985, me aproximé en ese libro al sismo que destruyó Creta en el siglo XVII antes de nuestra era. Con el recuerdo de la voz del toro. Con la urgencia y el hambre de encontrar la raíz de los sueños en esa isla llamada Creta.

Visité los jardines, los lagos de la Imaginación y la Memoria y urdí ese libro para tu imaginación y tu memoria.

Investigué y soñé.

Me ensoñé y escribí.

Con gusto, con pasión y con el ferviente deseo de que los jóvenes lectores revivieran ese mundo, que ellos pusieran en operación esa magia.

Esa magia y los sueños que me entregó ese disco de arcilla son los responsables de que yo esté aquí con ustedes, a través de Enrique, pues fue la secuencia de El Disco del Tiempo, la novela El Disco del Cielo, con la que mis letras entraron en Gente Nueva en 2011 y mi corazón para siempre.

Muchas gracias.


Homenaje de Gente Nueva a Alicia Alonso



Un momento especial de la Gala del Ballet dedicada a la Feria Internacional del Libro Cuba 2013, en el que  estamos brindando por la salud de Alicia, al centro Enrique y Zuleica Romay Presidenta del Instituto Cubano del Libro.
Durante el Homenaje de la Editorial Gente Nueva a la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso.

Alicia Alonso y Enrique Pérez Díaz en uno de los momentos de una
charla inolvidable


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El Hada del Lago





Esta noche -15 de febrero de 2013-  se presentaron en La Habana los libros para niños El lago de los Cisnes (versión de Enrique Pérez Díaz) y El Cascanueces (versión de Alejandro Dumas) ilustrados por Jorge Zequeira en La Sala Avellaneda del Teatro Nacional, con la presencia de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, a quien la Editorial Gente Nueva rindió homenaje al entregarle la Distinción a la Humildad Dora Alonso.

Esta iniciativa es el primer paso de un programa en que la Editorial Gente Nueva dará a conocer entre los niños y jóvenes los clásicos del ballet.


El Hada del Lago

Para Enrique Pérez Díaz


El Hada del Lago
bajó de la niebla
envuelta en las letras
de una leyenda.

Sus alas de cisne
su traje de espuma
sus ojos muy negros
cercados de bruma.

El Hada del Lago
camina de puntas
sus pies son de plata
sus manos de azúmbar.

Ella es la princesa
del Mago y Sigfrido
del blanco y del negro
de sueño y de olvido.

El Hada del Lago
bajó de la luna
a vestir de estrellas
la noche de Cuba.


A los Reyes Magos




A los Reyes Magos
pediré un deseo
cuando un año empieza
y el otro ya es cuento...

 Pediré que siempre
tu sombra sea cielo
vuele yo en el viento
para darte un beso.

 Pediré mil noches
llenas de misterio,
y que tus mañanas
me tengan despierto.

 A los Reyes Magos
les diré de nuevo
que el amor incierto
nunca es más ajeno.

 Les daré mirra y oro
y todo el incienso
para que recuerden
que eres mi deseo.

 Aunque lo imposible
siempre sea un sueño,
a los Reyes Magos
pediré confiado...

Caminos de estrellas




Por los caminos de las estrellas
viajo esta noche hasta Belén
y en un sendero de la montaña
mi sueño herido vuelve a nacer.
Nace contigo todo mi anhelo,
un sueño triste, flor de papel,
que ya tu estrella me pinta rumbos,
en larga ruta hacia Belén...

Que de ilusiones se encienda el árbol,
de nochebuenas a flor de piel
y de esperanzas y navidades
hoy y mañana, siempre y ayer.


Que la esperanza no sea un trino,
sino himno inmenso a flor de piel,
la Navidad todo un camino,
sin calendario ni amanecer...

Por los caminos de las estrellas
viajo esta noche a tu Belén.
Si abres tu puerta verás mi sueño
como una estrella de amor y fe.


Abierta siempre está mi puerta,
a ti mi amiga, de flor y miel,
atisbo el sueño que me ilumina,
tu sueño azul, luz y Belén...

(C) Enrique Pérez Díaz y María García Esperón

Una princesa dorada



Una princesa dorada

Enrique Pérez Díaz

Para María: hada, princesa y estrella

Era una blonda princesa
con sangre azul en las venas,
un corazón refulgente
que rompía sus cadenas…

 Andaba en su dragón de fuego,
viajando de reino en reino,
buscaba un sueño imposible,
tan eterno como cierto…

 Pero en las noches de luna,
se volvía una gitana,
leyendo la buena suerte,
danzando sobre la fogata.

 Tenía el bosque en los ojos,
de cascabel su sonrisa,
prendido iba en sus labios
un clavel de poesía.

 Pero la dulce princesa,
entre cantos y quimeras,
soñaba un Sol legendario,
que toda su luz le diera.

Esquivo cual horizonte,
su Sol se desdibujaba
y a una luna confidente,
sus cuitas ella contaba.

 Su voz, un trino de aurora,
sus poemas primavera,
su amor encendido siempre,
como el fuego de su hoguera.

 Su amigo el dragón de nieve,
comprensivo la miraba,
¡pobre dragón solitario
que a su propio Sol amaba!

 Con poemas y canciones,
ambos a diario se cuentan,
sus anhelos, parabienes,
mientras escuchan un canon…

 Por eso es que viajan juntos
en un tiempo sin fronteras,
donde el mar parece un cielo
y el estío, Nochebuena…

(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
2012


Desde noviembre hacia la esperanza




A fines de 2011, Enrique Pérez Díaz desde Cuba y María García Esperón desde México, compusieron un poema de Nochebuena llamando a la esperanza. Y a fines de 2012, el compositor mexicano David García Hernández lo ha convertido en canción. Desde ahora enviamos los tres este deseo porque el milagro acontezca y para que haya suficientes días para atraer con la canción una estrella de fe a todos nuestros cielos.

Desde Cuba y desde México, aún en noviembre

ENRIQUE PÉREZ DÍAZ
DAVID GARCÍA HERNÁNDEZ
MARÍA GARCÍA ESPERÓN


ES NOCHEBUENA...

Es Nochebuena
y en cada estrella
una esperanza
quiero encender

Tengo ilusiones
tan verdaderas
que en lo imposible
puedo creer.

Es Nochebuena
llena de astros,
de aromas verdes,
de pan y miel.

De lejos llegan
magia y deseos,
Norte y Oriente,
Luz y Belén.

Tiempo fragante
recién cortado,
promesas puras
de amor y ser.

Es Nochebuena
y es para siempre
esta esperanza
que quiero ser.

Es Nochebuena
y aunque estés lejos
junto a mi alma
te puedo ver...

Faltan palabras,
sobran razones,
para un futuro,
juntos creer...

Es Nochebuena:
noche de estrellas,
aroma a hogar,
buen renacer...

Es Nochebuena:
llega un mensaje,
brillos cercanos
de amanecer...

Guarda tus cuitas:
es Nochebuena
todo en el mundo,
vuelve a nacer...

Borra lo triste,
es Nochebuena
y el gran milagro
va a acontecer...

Es Nochebuena:
da el primer paso
verás que juntos
podemos crecer...





Gente Nueva aniversario 45: Entrevista a Enrique Pérez Díaz

Enrique Pérez Díaz

Fuente: www.habanaradio.cu
Gente Nueva aniversario 45
11 de octubre 2012
Estrella Díaz


La Editorial Gente Nueva, ubicada en la Calle 2, entre 3ra. y 5ta., en el Vedado capitalino, cumple este año su aniversario 45, efeméride que nos sirve de pretexto para conversar con su actual director, Enrique Pérez Díaz, quien desde hace unos cinco años está al frente de la institución.

¿Pautas de la Editorial?
Es una editorial que, históricamente, tiene una gran responsabilidad porque ha enseñado a leer a más de una generación de cubanos; hemos crecido junto a Gente Nueva. Nuestro trabajo inmediato es lograr que el público nos lea más y mejor. En ocasiones, las editoriales han estado a espaldas del público y han buscado complacer al autor o a una política determinada. Pocas veces se pone en práctica un ejercicio que en el mundo entero es frecuente y que se llama estudios de mercado; en otras palabras qué quiere leer la gente, qué es lo que en realidad funciona. No podemos abstraernos del momento difícilmente económico en que vive nuestro país y no hacernos nada publicando libros y más libros — que pueden ser muy buenos — para llenar un almacén porque luego no se venden o para que estén, simplemente, expuestos en una librería.
Por ejemplo, Gente Nueva tiene colecciones experimentales y tradicionales y entre estas últimas están las Colecciones de Aventuras — que siempre será prioridad —, pero tratamos de publicar autores cubanos y latinoamericanos contemporáneos escribiendo para aventuras. Hay que reconocer que en nuestro país existe un déficit en este sentido.

¿Y los clásicos? 
¡Por supuesto!: siempre se edita a Julio Verne y a Emilio Salgari, pero no hay que olvidar que es una versión de la aventura del siglo XIX e inicios del XX y ya estamos en el XXI. Vivimos un momento en que los niños están en contacto con las computadoras y otros avances tecnológicos y que manejan un mouse antes de saber leer y escribir. A esos muchachos no puedes estar hablándoles del descubrimiento del astrolabio — que es para ellos una curiosidad del pasado, algo anacrónico —; hay que renovar todos esos conceptos en las editoriales cubanas en general.
En la sede de nuestra editorial, que se remozó recientemente, inauguramos un proyecto cultural y se creó una galería de arte — llamada “El cochero azul” — que, mensualmente, exhibe obras de artistas plásticos, fundamentalmente de ilustradores que trabajan para Gente Nueva; también una ludoteca, que es un proyecto impulsado por la presidenta del Instituto Cubano del Libro que brinda servicios a los niños de los círculos infantiles cercanos. Allí hay juguetes donados por escritores, hay sesiones de cuenta-cuentos, así como una librería que esta teniendo un gran impacto no solo de ventas sino en la comunidad.

Las portadas, que son la cara del libro, siempre ha sido un tema muy polémico… 
Sigue siendo un tema muy polémico. Contamos con ilustradores muy talentosos salidos del Instituto Superior de Diseño Industrial, ISDI, y también de la Academia de Artes de San Alejando, pero que tratan de defender el arte dentro del libro y, a veces, no defienden el concepto de ilustrar. Eso es un problema. El libro cuenta una historia y eso no quiere decir que el ilustrador emprenda su propio camino, pero le tiene que servir a la hora de representar. Por ejemplo, si el autor se refiere a una niña rubia, no la puedes poner trigueña porque estás desinformando. Esa es una pelea permanente.
Los libros, debo de reconocer, han evolucionado pero algunos se han alejado del gusto del lector porque no se puede desconocer que el público tiene una formación que es muy difícil de combatir, que es la de Disney y de los animados Manga. Tenemos que buscar una media y, al igual que el texto, hacerle entender a los ilustradores los nuevos estilos de la ilustración.
Por otro lado, tratamos de rescatar los clásicos de la ilustración que están vivos y que continúan trabajando como Rita Gutiérrez Varela, por solo citar un ejemplo. Hay una pregunta clave ¿qué da una editorial?; la respuesta es simple: muchas visiones. Hay una colección que consideramos de privilegio, sin embargo se vende poco, entonces, hacemos un estudio e imprimimos menos ejemplares. Me refiero a la Colección 21 que se está, constantemente, actualizando, sobre todo, al sector juvenil en todas las corrientes de la literatura contemporánea, con todas las problemáticas que se trazan mundialmente los autores para escribir — libros sobre drogas, sobre sexo, sobre defunción familiar, problemas de orientación sexual que otrora no se tocaban en la literatura infantil — y ¡bien hechos! No son libros de sociología ni manuales de conducta sino literatura. Esa colección se vende menos, pero la gente sí la busca. Y es importante.

En el mundo entero la esfera del libro es un tema desde el punto de vista económico complicado… 
No hay que olvidar que en Cuba el libro está subsidiado por el estado. Hay momentos que erróneamente se piensa que los precios de los libros son elevados. No. Los costos de un libro son infinitamente superiores al precio que se le da a la población. En nuestro país es muy clara la política editorial: la tendencia es favorecer el hábito de la lectura, algo que solo se logra con la producción real de textos de calidad y el trabajo sostenido de la red de editoriales.
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