Enrique Pérez Díaz

Enrique Pérez Díaz
(La Habana, 1958). Este polifacético creador ha abordado la literatura para niños desde todas las perspectivas. Como ensayista, su obra ha sido publicada en los principales medios impresos de su patria, Colombia, Argentina y México. Conferenciante, ha recorrido Europa y América, en muchas ocasiones también como cuentacuentos. Aunque sus cuentos y poemas para niños transcurren en el mundo de hoy, Enrique siempre apuesta por la imaginación y la fantasía. Posibilitador de imposibles, sus muchos libros describen el poder que las hadas otorgaron a este isleño para convertir la tierra firme en un mundo dúctil de sueños. Es director de la Editorial Gente Nueva. Vive en La Habana. (María García Esperón)

Los que escriben para niños...

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Entrevistas de Enrique Pérez Díaz a autores de LIJ. Columna en Cubarte

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Enrique Pérez Díaz: Pacto con el hada de la creación, por Martha Isabel Andrés Román

Enrique Pérez Díaz: pacto con el hada de la creación
Martha Isabel Andrés Román, 17 de noviembre de 2011

El hombre crece. A veces olvida su tiempo primero de sueños y fantasías, esa etapa donde el mundo era un misterio a descubrir, donde todo sorprendía y deslumbraba. En ocasiones, cuando sabe que ha perdido inevitablemente la inocencia primigenia, lo asalta la nostalgia por lo que no volverá.
¿No es acaso ese sentimiento el que despierta en Proust la necesidad de ir siempre en busca del tiempo perdido? ¿No es esa añoranza la que hizo a James Barrie inventarse un país de Nunca Jamás donde la niñez fuera una etapa perenne?
Por fortuna, existen seres que desconocen la melancolía, pues la infancia la llevan consigo, no como una fase vivida o como un tiempo pasado, sino como una actitud de la cual es imposible desprenderse. Ellos jamás hablan del niño que fueron, sino del que siguen siendo, del infante soñador que llevan dentro, aunque esté camuflado, escondido tras las marcas inevitables dejadas por los años.
Los asistentes este miércoles 16 de noviembre al espacio El autor y su obra tuvimos el privilegio de acercarnos a uno de esos hombres-niños que llevan a cuestas el alma fantasiosa y desbordada. Rodeado de hadas, seres presentes en muchas de sus obras, Enrique Pérez Díaz fue homenajeado por quienes reconocen en su labor creativa el aporte vital a la literatura infantil de la Isla.
Hasta la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana Vieja se dirigieron amigos y seguidores, muchos de ellos, como Nersys Felipe o Nelson Simón, venidos desde Pinar del Río para presentar sus respetos y afectos al escritor, periodista, crítico, investigador y editor, quien asume en la actualidad la dirección de ese sello dedicado a los más pequeños llamado Gente Nueva.
Las hadas de la soledad, de la tristeza, del adiós, de la menta, protagonistas inquietas de las historias de este autor, recordaron al auditorio la magia que vamos perdiendo mientras pasa el tiempo, esa habilidad de construirnos mundos paralelos.
El balance de su obra fue un momento emocionante. Por la pantalla pasaban innumerables títulos de libros de cuentos, poemas, selecciones, compilaciones, antologías, y el auditorio se preguntaba, admirado, de qué fibra estaría hecho aquel hombre tan prolífico.
¿Los personajes de sus textos? Todos los conocemos: además de las hadas abundan los fantasmas, las brujas, los unicornios… un catálogo inmenso de criaturas del disfrute exclusivo de los que conservan intacta la capacidad de soñar.
Aunque son seres conocidos, no por ello dejan de ser singulares, pues Enrique Díaz les adiciona sapiencia, genio creador, maestría, para mostrar a los más pequeños una realidad alternativa, pero no ingenua o paradisíaca. Como dijeran varios presentes, se trata de una literatura sin tabú, donde las situaciones no son edulcoradas, sino recreada según los sueños del creador.
Las hadas cuentan, Se jubilan las hadas, Y si las brujas te salen, País de unicornios, Fantasmas asustados, Porcelana de Cantón, La canción de los mininos, Aventuras en el valle de las tortugas azules, estos y muchos otros títulos, que para el propio autor resultan innumerables, avalan la obra de Pérez Díaz.
Una producción tan fructífera también cuenta con numerosas distinciones que, dentro y fuera de Cuba, dan fe de su destreza para acercarse al siempre exigente y sincero público infantil. Ha obtenido diversos galardones, entre ellos La Edad de Oro, Pinos Nuevos, Ismaelillo, Abril y los premios especiales Abril 2001 y Romance de la Niña Mala por el conjunto de su obra para niños.
Igualmente ostenta el premio Aniversario del Triunfo de la Revolución del MININT y La Rosa Blanca de la sección de Literatura Infantil de la UNEAC, fue finalista del EDEBE de España y mención especial del Premio Iberoamericano Para Leer el XXI.
Los textos de Pérez Díaz gozan de gran prestigio internacional. Su obra se estudia en programas escolares de Estados Unidos, España, Argentina, México, Martinica y República Dominicana y está traducida al inglés, portugués, japonés, alemán, euskera e italiano.
Merecedor de una beca en 1998 en la Internationale Jugendbibliothek de Munich, Alemania, por su proyecto de investigación sobre los Premios Hans Christian Andersen, ha visitado además varios países del Caribe, Latinoamérica y Europa para impartir conferencias.
Pero probablemente uno de los lauros más importantes lo recibió la tarde de este miércoles: una niña de doce años llamada Carla llegó hasta “El autor y su obra” para manifestar su admiración por el escritor. Según reveló, cursaba el tercer grado cuando se encontró por primera vez con un libro de Pérez Díaz, y desde entonces ha sido una lectora voraz de cada texto del autor.
«Antes de conocer los libros de Enrique, y como le pasa a muchos niños de mi edad, no me gustaba mucho leer. Pero desde que empecé a adentrarme en sus historias la lectura se ha vuelto para mí una gran necesidad», confesó agradecida.

Con Nelson Simón y Nersys Felipe
Pero no fue esa la única muestra de cariño que recibió el autor, porque esa grande de las letras cubanas y escritora trascendental de la literatura infantil llamada Nersys Felipe, llegó desde Pinar del Río con un ramo de flores para homenajearlo.
«Pensé que no tendría la posibilidad de venir, pero cuando desperté esta mañana no pude parar de dar vueltas en la cama y pensar que yo tenía la obligación de estar aquí, no podía dejar de compartir este momento», manifestó.
Los reconocidos escritores para niños Omar Felipe Mauri y Nelson Simón fueron los encargados de conducir las preguntas del público y el debate en torno la obra de Enrique Pérez Díaz. El primero de ellos leyó un texto al que tituló “El pre-Enrique o viaje a la semilla”, recuento de sus primeras impresiones con el que devendría una reconocida figura del ámbito editorial cubano.
Mauri recordó la etapa periodística de Pérez Díaz, cuando su presencia en los medios nacionales ya apuntaba la inquietud de creador que crecía bajo la piel del reportero. Rememoró los intercambios de correspondencia, durante los primeros años de la década del ochenta, en los que ambos escritores se enviaban textos, se leían, hacían sugerencias y observaciones técnicas.
Entre los participantes en el encuentro hubo muchos que manifestaron su admiración por el autor, la relevancia de su fecunda obra en tiempos en los que aún existen quienes otorgan a la literatura infantil una importancia menor.
Según ha confesado el escritor, sus lecturas lo han conducido por las obras de figuras cimeras de la literatura infantil en Cuba: Dora Alonso, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso. De las letras universales lo fascinaron María Gripe y su Papá de noche, Fernando Alonso, Montserrat del Amo, y posteriormente los ganadores del premio Andersen, sobre los cuales emprendió una investigación que permitió conocer en la Isla a muchos de ellos, hasta entonces desconocidos.
En una reciente entrevista ofrecida a Cubaliteraria el autor resaltaba la importancia de la verosimilitud en el intercambio con los niños, la necesidad de tratarlos como seres pensantes y sagaces, capaces de discernir lo que realmente les interesa.
Quizás sea esa una de las cartas de triunfo de Pérez Díaz, pues libros como El terrible sobrino visita a la tía misteriosa, Las golondrinas son como el mar, Inventarse un amigo, La dama del ocaso, Los increíbles piratas del barco de vapor y Los Pelusos. Cuentos policíacos, han sido muy aclamados por el público al que están dirigidos.
Destacable es, además, la actividad de Enrique Pérez Díaz como editor, compilador y antólogo. Fruto de esas actividades son Entre brujas vuela el cuento, A favor de nuestros gatos, Cuentos a caballo, El bolsillo mágico, Desván de América, entre otros títulos importantes.
Entre fotos donde se mostró el recorrido entre el niño que era y el niño que es, Pérez Díaz regaló a los presentes parte de sus anécdotas, de sus experiencias, de los momentos más significativos que han marcado su existencia y su labor creativa incansable.
La tarde de este miércoles fue un recordatorio de que la permanencia de los sueños y la capacidad de fantasear no dependen de la edad, sino de la condición particular, quizás genética, quizás adquirida, de saber arrancarle a la realidad sus mejores matices.
Enrique Pérez Díaz tiene pluralidad de profesiones, cada una de ellas con un inventario extenso de aportes; pero es en su actividad como escritor, en ese pacto que parece haber hecho con un hada, la de la creación, donde radica su legado principal. Seguramente son muchos los pequeños que le deberán, por siempre, el ansia infatigable por la lectura.
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Un brindis por Enrique en el Instituto Cubano del Libro


Con mis entrañables Nelson Simón y Nersys Felipe


Con la familia que hizo posible los origamis con mis versos.


Con Karla, La niña que ha escrito tanto sobre mis libros y ha ganado concursos literarios


El periodista Rafael y María Elena Llana, periodista y una de las más importantes narradoras cubanas. La leí de niño en un libro para adultos llamado La reja y luego coedité su libro Casi todo, antología sobre su cuentística preparada por Ediciones Unión hace unos cuatro años. Somos grandes amigos…

Enrique Pérez Díaz: el secreto de la literatura infantil

Enrique Pérez Díaz: el secreto de la literatura infantil
Kaly Smith Llanes, 12 de noviembre de 2011
Descripción: Enrique Pérez Díaz. Foto cortesía del entrevistadoLa literatura infantil constituye uno de los desafíos más grandes para quien escribe. Es por eso que no muchos autores se enfrentan a ella. Para suerte nuestra, el género en Cuba ha tenido y tiene literatos de renombre internacional. Enrique Pérez Díaz es uno de estos. Muchas son las labores que desempeña este intelectual cubano: escritor, periodista, crítico, investigador, editor y director de la editorial Gente Nueva. Con más de una veintena de obras publicadas en varios idiomas, Enrique Pérez se halla entre los más prolíferos creadores de literatura infantil cubana. Sus libros, llamativos desde los títulos, abordan temas actuales y que pudieran resultar lejanos a los infantes si no fuera por la manera de hacerles llegar el mensaje. Entre los textos más reconocidos se encuentran: Minicuentos de hadas (1992), Sombras del circo (1994), El niño que conversaba con la mar (1999),Minino y Micifuz son grandes amigos (2000), Adiós, infancia (2002), y la serie policíaca Pelusos –entre 1989 y el 2001.
Diversos reconocimientos nacionales e internacionales le han sido concedidos por su trabajo para los niños. En 1997 y 1998 sus proyectos, Presencia femenina en la narrativa infantil y juvenil cubana y el de investigación de los Premios Hans Christian Andersen, le valieron el “Premio Razón de Ser” y una Beca en la Internationale Jugendbibliothek de Munich, Alemania, respectivamente.
En el próximo espacio El Autor y su Obra, miércoles 16 de noviembre, Pérez Díaz, compartirá con el público sus inquietudes y deseos sobre la literatura. Como adelanto al encuentro, compartió con Cubaliteraria algunas palabras:

Eliseo Diego comentó una vez que el misterio de la creación poética lo había aprendido de El gato con botas, ¿quién se lo regaló a Enrique Pérez?
El misterio de la creación poética: es una frase muy hermosa y que me hace felicitarte por mencionarlo, pues pocas veces se habla en una entrevista de algo semejante. Precisamente ahora, mi creación más reciente, todavía inédita, es un conjunto poético titulado «Nada explica el misterio», así que me sorprende sobremanera el que iniciemos esta entrevista hablando de ello. No puedo precisar quién me hizo ese inapreciable obsequio; creo que todo: la vida, mi madre, los libros, el sufrir, el amar, el esperar y desesperar, el temor y el lamento, la añoranza y el desapego, la ilusión o el desvelo. El sueño y la memoria, como diría el gran maestro Félix Pita Rodríguez, quien muy tempranamente me aseguró que yo era un poeta que narraba y quien sostenía que la poesía no es más que “un silencio que alguien de oído muy fino supo escuchar”.

En más de una ocasión has expresado que la literatura infantil no puede ser infantilista, que a los niños y niñas hay que hablarles de la realidad. ¿Qué temas de la realidad cubana son necesarios en nuestros libros infantiles? ¿Por qué?
Yo no diría que se debe hablarles solo de la realidad, me atendría al principio martiano de no mentirles. Cada autor debe tratar los temas que más le toquen de cerca y que pueda abordar con mayor verosimilitud: la literatura no tiene que ser verdadera sino verosímil. Cuando releo pasajes de La Edad de Oro y vuelvo a «Los zapaticos de rosa», me sorprendo siempre (y me conmuevo, que es otra forma de sorpresa) con todas las realidades contrastantes que en un poema pudo captar el gran Martí: desigualdad, muerte, pobreza, amor y desamor, altruismo y egoísmo. Lo primero de un libro no es el tema sino el sentimiento que se le transmite al niño, el modo de mostrarle que él puede ser artífice del mundo en que sueña vivir y no conformarse dócil e ingenuamente con el mundo en que vive. Me gustan los niños rebeldes, emprendedores, curiosos, desobedientes y preguntones. Los temas están en la vida y en la realidad, el modo de abordarlos es lo que los hace nuevos y eternos a la vez. Lo principal de un libro es su historia, su argumento, y la manera en que esa historia –que se debe haber repetido hasta la saciedad en la vida y la propia literatura— sea contada de manera que siempre parezca novedosa.
La próxima Feria del Libro está dedicada a las culturas de los pueblos del Caribe. Como director de Gente Nueva, ¿qué propuestas vinculadas al Caribe tiene la editorial?
Estamos haciendo muchos libros por la dedicatoria de la Feria, son hermosos y complejos como todo lo hermoso. Está Anacaona y las tormentas, en la que el colombiano Luis Darío Bernal retoma la historia de la valiente cacica taina que fue asesinada por los colonizadores; Piratas y corsarios del Caribe, de Luis RafaelY su corazón escapó para convertirse en pájaro, de la ecuatoriana Edna Iturralde (libro sobre los afrodescendientes en su tierra); tres coediciones con Ediciones Unión: Islas, mares y leyendas, de dos queridas autoras dominicanas, Eleanor Grimaldi y Margarita Luciano; El mensaje de Guarionex, de Damarys Reyes Vicente y Los relatos del cacique Aymón, de Luis Iván Echandía, ambos de Puerto Rico. También esperamos terminar Dominó de países caribeños, con sus escudos y banderas y, bueno, otros muchos libros que dejo como sorpresa para el lector…

Es sabido que los escritores de la literatura infantil no reciben tanta atención como aquellos que se dedican a la de los adultos. Sin embargo, en el próximo espacio El Autor y su Obra te rendirán homenaje por el continuo trabajo para quienes saben querer, ¿qué significa esto para Enrique Pérez Díaz? 
Bueno, creo que ambas cosas vienen a significar lo mismo, por lo menos en mi caso: la desatención estimula a seguir trabajando y luchar por salir de lo invisible. El homenaje asusta un poco pues en ese espacio me ha tocado agasajar a muchos colegas queridos, entrañables como Julia CalzadillaIvette Vian, Nersys Felipe. No quiero pecar de excesiva modestia, pero yo quiero ver este Autor y su Obra como el homenaje a la obra literaria y no a la persona. A veces me siento un poco agotado por soportar a esa inquieta e imparable entidad literaria y editorial llamada Enrique Pérez Díaz que ha coordinado o escrito tantos libros y a la que todos le hablan el día entero de literatura infantil, desconociendo que esa es mi profesión, pero amo la música, el teatro, la cocina, los animales, el mar embravecido y a los niños terribles que nadie entiende. Creo que este homenaje significa que sus organizadores valoran mi trabajo y se identifican con esos tantos personajes que tomé de la vida, de mi propia vida. Pero, sí, me alegra mucho que alguien que apuesta por el lector adulto del futuro sea reconocido en este espacio. Eso habla de un lugar ganado por la literatura que se destina a la infancia aunque, paradójicamente, esta contradictoria persona que soy ya se afane más en escribir libros teóricos sobre la lectura o poemas sin edad…

Viajeros somos de un mismo tiempo



Para escuchar...


Viajeros somos de un mismo tiempo
viajeros vamos al ideal,
sobran razones, faltan palabras
queda el misterio y el verbo amar…

Viajeros leves y tan profundos,
viajeros de almas al despertar,
viajar errantes es nuestro sino,
viajar soñando, nuestra verdad…

Viajeros somos por la galaxia
de corazones, del verde mar…
viajeros siempre sin más finales
viajar del Tiempo, remota edad…

Viajeros somos de un mismo verso,
viajeros vamos al ideal,
sobran razones, faltan palabras
queda el misterio y el verbo amar…

Enrique Pérez Díaz o la "Perestroika feérica caribeña" por Alga Marina Elizagaray



* Palabras leídas durante el homenaje a Enrique Pérez Díaz, "El autor y su obra", en la Biblioteca Rubén Martínez Villena el 16 de noviembre de 2011.

Enrique Pérez Díaz ha escrito infatigablemente a lo largo de su tiempo de ser y estar en la literatura cubana, y esto lo ha hecho desde su infancia, convirtiendo su vocación de lector en oficio de creador por obra y gracia de su esfuerzo y talento propios, por su gusto por la fabulación, la investigación, y el sondeo y promoción de cuanto en su sector se ha realizado en las últimas dos décadas. Es un ser que como colofón a su niñez ávida de lecturas de todo lo humano y lo divino, acabó rápidamente con los fondos bibliográficos de cuantas bibliotecas juveniles tuvo entonces a su alcance, no quedándole a fin de cuentas otra alternativa que hacer sus propios libros.

Esa pasión por inventar historias y por analizar las que otros ofrecen, que es su razón de ser, unida a su disciplina, perseverancia y capacidad de trabajo admirables le han llevado a retroalimentar tanto las más importantes vertientes narrativas contemporáneas del mundo de la infancia como sus fuentes de investigación a través de la fantasía, la crítica, el periodismo, la edición, la divulgación y promoción del libro cubano infanto-juvenil. Por todo este quehacer obvio que ha realizado se ha convertido en el autor cubano de su género más actualizado, multifacético y prolífico. Sobre todo esto imagino que muchos de los aquí presentes van a hablar, pero me parece conveniente también señalar cuánto Enrique ha contribuído al respecto con las corrientes de avanzada contemporáneas en la literatura para niños y jóvenes desde sus comienzos y últimamente mucho más aún desde su creación de la Colección Veintiuno de Gente Nueva, que ha logrado fundar después de muchos años rompiendo tabúes, intolerancias, condicionamientos seculares, prejuicios, etiquetas, en fin…luego de lograr toda una ruptura con lo que era necesario superar de la tradición, resguardando lo mejor entretanto con su obra como con la apertura editorial al conocimiento de las figuras más prestigiosas y atrevidas de la vanguardia internacional de diferentes contextos lingüísticos

Quiero ser breve en esta intervención testimonial sobre alguien tan querido y admirado por mí como Enrique, a quien conozco desde sus comienzos literarios y a quien me une una indestructible amistad basada en afinidades electivas no sólo del sector del libro. Justamente quiero referirme a algo que quizá aquí ahora no se toque y en caso contrario agregaría que lo que abunda no sobra especialmente si es algo relevante. Me estoy refiriendo a su revolucionaria irrupción en el mundo de las hadas casi desde sus comienzos como escritor con un enfoque transgresor, contemporáneo, local, y universal muy crítico y un estilo muy singular, muy evidentes durante los ochentas y noventas, período durante el cual estuve muy cercana a él en su formación e información. Fue entonces cuando decidimos armar un libro con sus textos más relevantes de ese corte, que titulamos De hadas, sombras y quimeras, que curiosamente ha permanecido inédito aunque algunos de sus cuentos han aparecido en otras obras posteriores. Hoy se me ocurrió que todavía está a tiempo de hacerse una selección del mismo y darlo a la luz por cuanto considero que estos cuentos representan un aporte valioso en su rol personal de relevo generacional que le pronostiqué en aquella época a alguien tan especial para mí como lo es el autor que hoy homenajeamos.

Como no creo en la casualidad sino en las coincidencias significativas me he dejado llevar por este recuerdo que hoy se me hizo evidente. Este material que en su momento fue tan novedoso y revelador, que constituyó entonces algo que se me ocurrió llamar “perestroika feérica” caribeña. Esos textos aún considero que valdría la pena revisarlos y seleccionar una muestra porque representan tres vertientes temáticas estrechamente interrelacionadas conformadas por narraciones cargadas de arquetipos, alegorías, intertextualidad, y referencias culturales ecuménicas, que rebasan una ubicación espacio temporal, y que manifiestan la asimilación de su contexto con un estilo a tono con el universo convulso y cambiante de fines del pasado siglo, que sigue tan campante todavía durante esta Nueva Era de comienzos del veintiuno, tan presentes en el imaginario del autor.

En suma que esa etapa del autor aporta considerables temas de ficción tratados con modernidad que hacen de su obra una protesta artística y social contra “las furias y las penas” de las ideas y los sentimientos, de la mente y el corazón, poniendo en entredicho la intolerancia, el mecanicismo, la burocracia y el desamor que tan afligido tienen ya a nuestro atribulado planeta pidiendo a gritos cambios radicales y amor incondicional, a través de una auscultación y transformación interna de cada uno de nosotros en cuanto a nuestra escala de valores espirituales e intelectuales, ¿por qué no también por estos textos y su siembra en el lector?

Enrique te felicito de todo corazón, doy gracias a la vida por tu amistad, por tu obra, y por la cercanía que mantenemos No podría recordar ahora mismo si viniera al caso cuántos libros has publicado, aunque me los das todos y suelo leerlos, por la impresionante cantidad de tu bibliografía activa y sin parar de títulos personales, además de tus antologías y compilaciones. No obstante, me siento hoy en el deber de reconocerla y celebrarla en este merecido evento a tu persona y a la calidad de tu trabajo, agradecerte ese quehacer inagotable comprometido con tu tiempo y tu profesión, esa bella labor de servicio en el mejor sentido de la palabra que hace que éste sea un escudo para enfrentar los retos cotidianos de la Vida.



Alga Marina Elizagaray
La Habana, 16 de noviembre del 2011

Pre-Enrique o el Viaje a la semilla, de Omar Felipe Mauri Sierra



ENRIQUE PÉREZ DÍAZ:
PRE-ENRIQUE O EL VIAJE A LA SEMILLA

* Palabras leídas durante el Homenaje a Enrique Pérez Díaz, "El autor y su obra" en la Biblioteca Rubén Martínez Villena de La Habana

Tengo el privilegio de haber visto “nacer” para la literatura a varios escritores de importancia en las letras cubanas. Modesto privilegio, a la vez que entrañable porque sus caminos me hicieron ver mejor mis propios tropiezos y me propuse -hasta donde fueran válidas mis experiencias- evitarles algunos trancos y tropiezos.
Enrique era periodista en un lugar pulcro, ecléctico e inaccesible como un cake de cumpleaños. Recordemos con Carpentier que la arquitectura hace a las personas, y Enrique estaba allí, “arquitecturizado” –digamos-, navegando en la arquitectura de una labor donde intentaba trazar otros horizontes hacia la creación.
De esta forma hallé a Enrique Pérez Díaz, perteneciente a mi generación pero ya establecido profesionalmente en los medios periodísticos del país, por los cuales comenzábamos a reconocerlo y atisbar que tras aquella firma latía la vocación por la literatura.
Y en efecto, no tardaron los textos suyos para darse a conocer, revisar o intercambiar, y acto seguido, los proyectos de trabajo.
Era 1983, 84, 85… y el correo postal daba mucho espacio para la literatura. Nuestras cartas rápidas y elípticas iban repletas de cuentos y poemas, comentarios y observaciones técnicas o referencias al devenir literario anterior y cuáles podrían ser nuestros esfuerzos más genuinos en este campo.
El primer proyecto surgió del azar. Fue un libro a cuatro manos. Como profesor de Literatura fui coleccionista de disparates ortográficos, sintácticos y de contenido de mis alumnos de preuniversitario. Pero al aparecer en una prueba final la revelación sorprendente, el deslumbramiento maravilloso del DECONADICO ATERUTO (dos palabras que podrían significar cualquier cosa: desde un conjuro maldito hasta una supernova recién bautizada) quedé petrificado.
Así surgió la historia de un animal mágico y fabuloso que vivía en la mochila escolar de un niño, que aprendía en las propias clases y un buen día comenzó a hablar, revelando a los niños el complejo mundo de los adultos y sus contradicciones y proponiendo salidas inhabituales, pero entrañablemente humanas a los conflictos que vivían sus amigos. Por supuesto, que llega el momento que el Deconadico Ateruto sale de la mochila y…
La narración alcanzó varios capítulos y si no concluyó fue por mi complicada labor y escaso tiempo.
Pero Enrique no necesita manos ajenas para componer sus historias. Escribía con verdadera pasión y cada carta revelaba un paso más y mejor en el dominio de la expresión, el tiempo narrativo y el punto de vista del narrador. Asimismo, el acercamiento a cada tema se hacía más sustancial, más hondo, más raigal, despojándose lenta pero definitivamente de la inmediatez del hecho, del comentario circunstancial, de la voz pertinaz del narrador, para crear personajes sinceros y plenos de sensaciones y sentimientos, con sus propias voces y actitudes, movidos por las fuerzas del mundo que les rodea y por sus personales energías.
En este punto de madurez y búsqueda, labor y pensamiento, no vacilé en proponerle publicar algún cuento en una editorial modesta y artesanal que sosteníamos desde hacía años los escritores de Bejucal. Era la Colección Valle y todos sus títulos pueden consultarse en la Biblioteca Nacional.
Así vio la luz uno de sus primeros cuentos, en un mimeógrafo de madera similar al que Félix Pita utilizó para su activismo en el Partido Socialista Popular y la emisora Mil Diez. Su sensación de alegría y asombro ante aquel raro ejemplar (recuerdo que fue ilustrado por José Mederos Sigler, hoy un pintor altamente reconocido) fue, sin dudas, por su obra y tal vez por el soporte que la contenía. Era como un viaje a la semilla. Pero no sería el único.
Hablaba al principio del privilegio de ser testigo del nacimiento de Enrique Pérez para las letras. Hoy le agradezco, además, poder decirlo frente a ustedes con la misma sencillez y limpieza de quien ve la semilla convertida en árbol y a su sombra se confía.



Omar Felipe Mauri Sierra

Enrique Pérez Díaz: desde Cuba con amor

En la Plaza de Armas de La Habana se encuentra la Biblioteca Rubén Martinez Villena,
donde aconteció el Homenaje a Enrique Pérez Díaz
Foto: William, "El Gitano", asistente de Enrique en Gente Nueva

La única fuerza es el amor: Enrique Pérez Díaz


“...Siempre me imagino que, en un enorme trigal, hay muchos niños jugando y eso. Miles de niñitos, y no hay nadie cuidándolos, Ninguna persona mayor, quiero decir. O sea, estoy solamente yo, parado al borde de un acantilado rarísimo. Estoy allí porque debo atraparlos si van a caerse por el acantilado, es decir, si vienen corriendo y no ven por dónde van, tengo que salir yo por algún lugar y atraparlos. Eso es lo único que hago durante todo el día. Vendría ser como un guardián en el trigal. Ya sé que suena loco, pero eso es lo único que verdaderamente me gustaría llegar a ser. Ya sé que es una locura”.
 (Holden Caulfield en El Guardián en el trigal, de Jeromé David Salinger).


Amigos míos que están aquí, amigos que están en otras partes, amigos que no sé dónde están, amigos que ya nunca estarán pero guardo conmigo: he deseado en la tarde de hoy, cuando todos, de alguna manera me acompañan, expresarles de qué modo les agradeceré siempre el que me hayan permitido ser como el guardián en el trigal, la obra inmortal de Salinger, como yo, un atormentado por la infancia y sus destinos, un ser raro, único, irrepetible, que apenas nos dejó hace unos meses, pero cuya creación permanecerá con nosotros para siempre. 
Yo, qué soy, quién soy, no sé, ayer en una entrevista me preguntaban, cuál era mi ángel, cuál mi demonio, y solo atiné a responder, ante cuestionamiento tan inesperado, que mi ángel ha sido siempre el trabajo, mi demonio: la apatía, la indiferencia, el ocio, la indolencia y el abandono o menosprecio del trabajo y es que creo en este como una fuerza renovadora y telúrica capaz de cambiar el mundo. 
Soy humano como ustedes y cada amanecer me despierto con un sueño entre los ojos acariciándome la piel y al mirarme en el espejo, me sonrío y les estoy sonriendo a ustedes y poco importa si el mundo se desmorona a mis pies o el cuerpo se me deshace por el mal dormir y el tanto soñar imposibles… me levanto a cada nueva jornada y trato de ser una pieza que mueva cosas y deseos en el universo y pueda hacer feliz a alguien (aunque eso, ustedes lo saben tan bien como, no siempre es posible) y así enfrenté, quizás sin saberlo y sin la madurez que hoy, una obra literaria iniciada en libretas escolares a los 16 años, cuando haciendo teatro captaba alumnos para la escuela de mi madre, una mujer imparable que siempre creyó en la fuerza redentora del trabajo y que fue de las primeras en motivarme el amor por los libros, que coleccionaba con pasión de bibliotecaria y narraba como los ángeles. 
Hubo –y todavía hay- muchos ángeles en mi vida. Con su esencia mágica son exigentes conmigo y me obligan a luchar por el mejoramiento humano que nos pidió ese otro gran maestro: Martí, de quien aprendí a no mentirles a los niños, nunca mentirles, por duras que fueran las verdades a escuchar. Pienso que la literatura es un gran árbol al que todos debemos y tributamos y por eso mi obra a veces la siento ajena y me considero tan autor de El oro de la Edad, Cartas al cielo o Un hada y una maga en el piso de abajo, como mis propios amigos Ariel, Teresa o Magali cuando los escribieron y yo me encontraba cerca de ellos con mi consejo y mi aliento… pero les hablaba de mis ángeles y justo es reconocer que vivo rodeado de ellos: me calzan, guían mis pasos, me acompañan en la aventura editorial de cambiar hacia el futuro una institución establecida como Gente Nueva y hasta me apremian a que escriba más. 
Por eso es que son posibles los milagros de creatividad desinteresada que ustedes han visto esta tarde en torno a una obra literaria, que no me trae más mérito que compromiso hacia quienes la han leído o la leen. No quiero pecar de modestia, pues hasta las virtudes en exceso resultan falsas, pero si algo he escrito y ha trascendido, es por la inspiración que tuvo en la realidad y el modo en que alguien se sintió allí reflejado y, por supuesto, gracias a la bondad de quienes gustaron valorarlo, entenderlo, publicarlo, recomendarlo, leerlo y hacerlo suyo. 
Para mí escribir ha sido un reto: doloroso, traumático, a veces divertido como cuando reivindiqué a la infancia en ese divertimento llamado Escuelita de los horrores, pero sobre todo ha significado alertar en cómo debía cambiarse la faz de un movimiento literario. En otra vida no sé si hubiera sido escritor, pues me fascinan el teatro, la música, el cine, la plástica y desciendo de una familia con inclinaciones literarias y de probados méritos artísticos. 
Por eso cuando me preguntan qué sería en otra vida, respondo: lo que pueda hacer mejor y si se trata de preferencias, suelo decir que mi color es ese azul que recuerda cielos infinitos, mi ave es el Fénix, milenario pájaro mítico capaz de renacer siempre de sus propias cenizas, mi elemento el fuego, al que solo basta una chispa para encenderse y producir un incendio de emociones, mi paisaje más añorado el mar y su placentera sensación de libertad o puente hacia otros mundos y personas y mi don más codiciado: el amor, sentimiento milagroso que nos permite amar sin fronteras y con ello sentirnos más libres y universales. 
Ya lo dijo también Martí: La única verdad en esta vida y la única fuerza es el amor. En él está la salvación y en él está el mando. El patriotismo no es más que amor. La amistad no es más que amor.
Por eso, a todos los que me han permitido ser y me han retado a existir en este aprendizaje diario de la existencia, a todos los que en distintos momentos que acompañaron o sufren mi poderosa energía y mis constantes iniciativas imposibles -y aún lo hacen- les digo gracias, y como suele decir una persona muy especial que también hoy está aquí: los respeto y los amo hasta el infinito y más allá… Muchas gracias…

*Discurso pronunciado el 16 de noviembre de 2011 durante un homenaje al Autor y su Obra en la Biblioteca Rubén Martínez Villena, La Habana, Cuba.

Enrique Pérez Díaz: un autor rodeado de magia

El 16 de noviembre fue un día muy especial para la literatura infantil y juvenil cubana. En la Biblioteca Rubén Martínez Villena, en La Habana, fue organizado un homenaje a Enrique Pérez Díaz, que además de ser el Director Editorial de Gente Nueva es uno de los autores mas prolíficos de Hispanoamérica. Ha explorado la infancia de norte a sur y de este a oeste, narrador de lo cotidiano es sin embargo un habitante de los terrenos de la imaginación y posee una afinidad de portento con las cosas y los seres del mundo mágico, con los símbolos y los sueños, con los ángeles y las hadas.
Desde México, tuve oportunidad de participar en esta fiesta mediante algunos videos donde he recreado poemas de Enrique. Para que llegaran a La Habana en todo su esplendor cariñoso fuimos ayudados por Olimpia, quien viajó a México y se llevó el mágico paquete. William, el secretario de Enrique hizo un video largo con 6 poemas elegidos del torrente de creatividad con que Enrique ha refrescado las páginas de Voz y Mirada: Amanezco, Hada Soledad Alma de pez, Hada tristeza, Hada Adiós, El Hada menta

Pero retrocedamos unas horas en el tiempo para revivir esta jornada mágica. A la entrada de la Biblioteca Rubén Martínez Villena se reparten palomas origamis con el misterio 8 incorporado.... Escrito en una paloma, aquí lo pondremos en audio para que nunca se acabe el misterio:



Con una paloma en la mano, los ya hechizados asistentes ingresan a la Biblioteca, donde se proyectan los videopoemas de Enrique grabados por María. Y de repente, una mágica Dayana, vestida de hada se pone a contar una de las más famosas historias de Enrique: ¿Se jubilan las hadas? Y al final de la narración hace su entrada el autor, quien se sienta entre el público. Desde aquí lo imaginamos con esa amplia sonrisa que lo caracteriza, y arropado por su enorme sencillez asistiendo a la proyección de una presentación de su vida y obras mientras se escuchan el Canon de Pachelbel y música de ERA, de las favoritas de Enrique. Aquí, un fragmento de esa presentación que nos hicieron llegar algunas hadas:


Después, la locutora de televisión Yumié Rodríguez presenta a las personas que hablarán del homenajeado:

En primer lugar, Nersys Felipe, una de las escritoras cubanas para niños más famosas, que tiene 75 años vive en otra provincia y desafió las incomodidades de un viaje difícil para estar con Enrique y entregarle el ramo de flores que dan los organizadores de la actividad.


· Carla, niña de 12 años que ha trabajado como nadie la obra literaria de Enrique...

· Omar Felipe Mauri lee breve comentario sobre los inicios literarios de Enrique en los cuales él participó.

· Alga lee su ensayo sobre el tema.

· Soledad Cruz, conocida periodista desde hace tres décadas, habla de su amistad con Enrique y se marcha por problemas personales

· Nelson Simón, poeta y autor Premio de la Crítica en cuatro oportunidades habla de Enrique como editor y de su amistad.

· Enrique Gómez habla de la pasión y la entrega de Enrique a su labor como Director de Gente Nueva y de su cariño y deseos de que todo salga siempre bien…

· La primera bailarina de Danza contemporánea de Cuba, Isabel Blanco recita poema dedicado a Enrique.

· Anduin Pérez Chang, hijo de Enrique presenta a su joven y penosa amiga Amalia Gómez para que nos cuente de…

· Amalia Gómez, la lectora que descubrió inédito La dama del ocaso, novela para adolescentes de Enrique

· La destacada autora María Elena Llana habla de cuando Enrique era un joven que comenzaba en el periodismo y de su carácter jovial y emprendedor

· Emilia Gallego Presidenta del Comité Cubano del IBBY habla con una sola palabra de Enrique: Bueno y generoso.

· Entrega de regalos a Enrique (muuuuchos):  Un gato de Origami , Distinción a la Humildad,  cuadro con un búho y un gato, animales tutelares de Enrique, libros, camisetas...

· Palabras de Enrique

· Despedida en medio de abrazos

Y para terminar un muy alegre y cálido brindis en el Instituto Cubano del Libro, del que llegaron vibraciones y energía hasta varios países donde los libros de Enrique prosiguen caminos de amistad y de magia.

Con la familia responsable de las palomas de origami que hicieron volar los versos de Enrique

Para Alejandro Helios, su brillo de sol...

Para Alejandro Helio, su brillo de sol, y para María su descubridora en nuestro (o en todo) el Tiempo. 
Enrique Pérez Díaz. 


Alguien te ama
sin que sepas
alguien pena de amor
alguien que sueña
cuando te inventa
sin encontrar la ocasión.

Alguien te ama,
no lo olvides,
alguien que ya te soñó
mientras quimera seas
de alguien, eterno,
vivirá tu corazón…

Alguien te ama
y desespera
en la noche sin canción
y que siempre perdido
va y busca el ocaso
aunque le traiga tu adiós…

Alguien te ama,
no lo olvides,
alguien que ya te soñó
mientras el sueño seas
de alguien, por siempre,
vivirá tu corazón…



(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Alexandria. L. Einaudi
MMXI

Cuentacuentos en Madrid 1998


Con una de las más grandes cuentacuentos de Madrid: Ana García Castellanos, luego de una contada en que ambos intercambiamos, en un inolvidable año 1998, cuando me lancé al mundo por seis meses... (EPD)
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Corresponsal de prensa


Corresponsal de prensa en la Isla de la Juventud (de Pinos) a los 23 años, en el Presidio Modelo, una institución de triste recordación en la historia cubana, hoy museo.
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Siempre será amanecer

Enrique Pérez Díaz. Foto: Día del Autor

Para escuchar



Siempre será amanecer

en mi sueño y en mi tiempo,

siempre abriré mi ventana

por si volvieras de nuevo.



Siempre mi prisa te hará

apurarte en el intento,

alcanzar uno y mil pasos

de mi voz hasta el silencio.



Siempre despertaré contigo

aunque fueras de distancia,

no importarán tus edades

o si niegas mi añoranza.



Siempre será amanecer

en mis ansias de quererte,

omiso seré a los silencios

en que te escudas al verme…



Siempre borraré tu ausencia

de mi alma o mis senderos,

no escucharé cuanto digas,

cuando mientes por despecho.



Siempre será amanecer

aunque noche o en invierno,

el alba vendrá siempre contigo,

como un regalo del tiempo.



Noche a noche mediré

el confín hasta tu alma,

pasó a paso llegaré

al ocaso en tu mirada…



Siempre será amanecer

aunque pasaran los siglos,

seré joven y fiel en la espera,

universo todo e infinito…



Siempre será amanecer

en mi sueño y en mi tiempo,

siempre abriré mi ventana

cuando al fin venzas tu miedo.



Siempre será amanecer

en el ansia de encontrarte,

serás velero que viene

y yo, la palabra amarte.



Siempre será amanecer

en mi sueño y en mi tiempo,

mi corazón será puerta inmensa

cuando escapemos al cielo.

Amanezco (video)


Amanezco

Amanezco en mi castillo,

en la torre del misterio,

el castillo de la bruma,

el sinfín de todo el viento.



Amanezco con tu nombre

que me incendia los anhelos,

palabra mágica y sacra,

que deambula por mi sueño.



Amanezco a un día nuevo,

que sin embargo es el mismo:

aguardarte allá en la prisa,

esperar en el silencio.



Es mi silencio un refugio,

donde se duerme tu imagen,

es mi silencio un abismo,

donde te oculto del viento.



Amanezco en mi castillo

y mi ventana es un puerto,

mis ojos son la marea,

mi sentimiento es lo incierto.



Amanezco y atrás quedan

las horas de mi desvelo

y yo gritando tu nombre

frente a las olas y el viento.



Caprichoso como un sueño

viajo yo siempre en mi anhelo

y poco importa si duermo

o despierte con tu beso.



Hasta de ti te deshaces

en puro afán, vano intento,

te escondes como una sombra,

sin paz, sin luz ni universo.



Mas no imaginas acaso

que tu tiempo ya es mi tiempo,

que el amor es una fuerza

que nos mueve sin quererlo.



Amanezco a un día nuevo

en la torre de mis sueños

y nada importa si tardas,

cautivo, te espero en mi sueño…


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Yiruma
MMXI

Lectura 2011: Un espacio de fe y de voluntad

Lectura 2011: Un espacio de fe y de voluntad
Fecha: 2011-10-26
Fuente: CUBARTE




En la noche de ayer quedó inaugurado el Congreso Internacional Lectura 2011 en el Hotel Habana Libre de esta capital, donde sesionará hasta el próximo día 29 de octubre, bajo el lema martiano “Se ha de conocer las fuerzas del mundo para ponerlas a trabajar”.


La profesora Elizabeth D'Angelo Serra, secretaria general de la Fundación Nacional del Libro infantil y juvenil de Brasil y Vicepresidenta del congreso, dio la bienvenida a los delegados e invitados de 21 países que participan en este encuentro, que se realiza cada dos años, presidido por un grupo de destacados intelectuales, y señaló que el cónclave amplía su universo en esta edición al incluir las experiencias y reflexiones sobre las lecturas desde la cuna y el compartir con los bebés la alegría de leer historias con afecto y cariño.


Más adelante expresó que la Organización Internacional del libro infantil y juvenil, IBBY, que fue creada hace seis décadas, hoy se encuentra presente en 71 países de todos los continentes, y orienta su trabajo hacia la defensa del derecho de niños y jóvenes al acceso permanente a libros variados y de calidad, tanto de literatura de ficción como informativos, de autores nacionales y extranjeros, clásicos y contemporáneos, sembrando así el respeto a las diferencias y valorizando culturas distintas con la certeza de estar contribuyendo a la paz en el planeta a partir de la premisa de que el entendimiento entre los pueblos se da por el conocimiento de lo que los otros piensan, sueñan, sienten, creen y realizan.


Resaltó así mismo que el IBBY de Cuba, acoge como evento paralelo al congreso, el Segundo Encuentro de las sesiones latinoamericanas de esta organización en el que se reunirán representantes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Perú, Uruguay y Venezuela, además del país sede y Brasil, para reflexionar sobre la labor de cada nación para fortalecer la red IBBY en aras de los objetivos comunes.


Llamó la atención acerca de la peculiaridad del período que vive actualmente el mundo y declaró “nosotros, que escogimos la literatura como instrumento de libertad, en un mundo en que todo sucede muy rápido, tenemos la obligación de reflexionar sobre este momento del cual somos testigo vivos, de una Internet que posibilita la creación de nuevos puentes de conocimientos entre los pueblos”.


“Finalmente deseamos hacer aportes a las futuras generaciones siendo coherentes con lo que creemos de manera incansable, generosa y afectiva, al testimoniar el valor de la cultura escrita y del pensamiento elaborado, con mucha lectura, tiempo y paciencia, revelando la belleza de la aventura de vivir y compartir sin fronteras los desafíos para que al final de nuestro tiempo en el mundo, podamos decir que contribuimos un poco a la justicia social en todos los países”, terminó diciendo Serra.


Por su parte Enrique Pérez Díaz, director de la Editorial Gente Nueva y miembro del Comité Cubano del IBBY se refirió a los factores históricos y sociales que han contribuido al desarrollo de la lectura para niños y adolescentes en Cuba, muchos de los cuales datan del propio año 1959 en que triunfa la Revolución Cubana.


Entre estos hechos destacó la Campaña de Alfabetización y la creación de la Imprenta y la Editora nacionales, que permitieron la edición masiva de títulos relevantes de la cultura nacional y universal y su comercialización con precios módicos, a principios de los 60 y a la posterior fundación de organismos y eventos cuyos aportes al desarrollo de la lectura han sido constantes en el tiempo.


Tal es el caso del Comité Cubano de IBBY, manifestó Pérez Díaz, el cual diseña su esquema de acciones partiendo de los objetivos generales de la organización internacional, proyectando tareas en el ámbito del estudio, la difusión y la publicación de los mejores exponentes de libros para niños y jóvenes, la promoción de la lectura y la defensa, desarrollo y consolidación de la cultura cubana y el intercambio solidario con otras organizaciones y naciones.


Subrayó igualmente que la organización en Cuba trabaja “para que en esta islita caribeña, azotada por ciclones de cualquier especie, IBBY pueda tener su bandera a favor de los mejores libros para niños, esos que abogan por el entendimiento, la tolerancia, la amistad y el amor a la incomprendida y maltratada especie humana, la misma bandera que el estado cubano ha erigido con sus obras monumentales en educación y en cultura por Cuba y toda América”.


A continuación la Dra. Emilia Gallego Alfonso, Presidenta del Comité Cubano del IBBY y del Congreso Lectura 20011, realizó una reflexión asociada al contexto internacional actual y al papel y necesidad de propiciar la existencia de un ciudadano lector conciente del momento histórico que le ha tocado vivir.


Al referirse a la superpotencia imperialista que trata de regir los destinos del mundo, consideró que existe otra superpotencia que es la opinión pública, para la consolidación de la cual es imprescindible la existencia de un ciudadano lector conocedor reflexivo de su deber ser y dueño ya de formarse un ideal de vida verdaderamente humano que no pueda aceptar ser engañado y manipulado por el poder.


“La lectura es un valor porque es una fuerza del pensamiento y de la emoción capaz de contribuir a que el ciudadano lo sea de verdad, a que sea un constructor de su propia opinión y por ello artífice de un criterio y de un saber públicos solo tangibles y productivos cuando se conforman en el respeto y certeza de la idea de cada uno; esa es la libertad, la real y la verdadera”, aseveró la doctora Emilia para concluir declarando que “ solo los seres de fe son capaces de ver, solo los seres de fe convertida en voluntad, son capaces de hacer; Lectura es un espacio de fe y de voluntad”.
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Las golondrinas son como el mar, reseña por Alina Iglesias Regueyra

Las golondrinas son como el mar
Alina Iglesias Regueyra

 07 de octubre de 2011




Fuente: Cuba Literaria

Nuevamente tropiezo con una obra de Enrique Pérez Díaz que, al abordar el tema de la disgregación familiar, ilustra esencialmente estos tiempos. Esta vez se centra en Adán, un niño de nueve años que acaba de atravesar la difícil situación del divorcio de sus padres: una separación nada amigable. Y pienso que tal dificultad reside en la incomprensión por el niño de la naturaleza cambiante de la vida y las relaciones. Esto parte de la educación que recibe de sus mayores; aunque, por supuesto, la ausencia forzada de uno de los padres torna más espinoso el terreno, pues lógica e instintivamente, el infante desea tenerlos unidos, al alcance de su ternura y sus necesidades amatorias.

Ese es, a grandes rasgos, el tema de Las golondrinas son como el mar, libro publicado por la Editorial Oriente en 2003 con una minuciosa edición de Lina González Madlum, ilustraciones interiores de Fernando Goderich, quien basa el diseño en siluetas neutras, e imagen de cubierta, en matices de la gama cálida, de Pastor Rivera. El argumento, estructurado en veintiséis cortos acápites subtitulados, se centra, como muchas de las mejores obras de este autor, en los sucesos y las contradicciones que vive este muchachito, quien habita muy cerca del mar. Este elemento natural es un tema recurrente en la obra de Enrique, como recurso literario ―símbolo, metáfora, alegoría―, eficaz herramienta dramatúrgica o detalle puramente estético. A veces incluso todo ello de consuno. Veamos estas imágenes del mismo inicio:

El mar resulta a la vez tan hermoso como estremecedor. Cuando está embravecido, pudiera creerse que nada en este mundo podrá detenerlo. Es hasta posible imaginar sus aguas avanzando majestuosas y terribles, tan bellas como destructivas y siempre llegando a cualquier parte, devorándolo todo sin piedad.
La contemplación del mar desde esta óptica torna evidente la angustia que hace presa en este niño, quien medita en la indefensión de sus padres separados y, como consecuencia, en su propia y total inseguridad. “¿Qué harán cada uno por su lado? ¿En dónde estarán? ¿Podrán acordarse ahora de él?”, con estas tres preguntas iniciales está trazado el camino que se hará historia a través del libro.

El niño se lanzará a averiguar las causas de la separación ―un desamor provocado por el hastío y algunas diferencias muy íntimas y personales de ambos adultos, situación que no encontrará comprensión en él― y hará todo lo posible, desde una muy humilde posición, por hacer que sus padres vuelvan a amarse.

Otras imágenes reales, relacionadas con el elemento marino y devenidas símbolos, embellecen el relato y conforman, poco a poco, la realidad del pequeño, otorgándole mayor significado a su tristeza:
Antes, entre los tres, hacían castillos de arena. Poco a poco iban levantando muros, almenas, puentes y torres que increíblemente se elevaban apuntando al cielo con la valentía que sólo poseen aquellos seres capaces de confiar en sus fuerzas y que no temen mirar al futuro.
Pero luego, con su fuerza inexorable, venían las olas furiosas y, sin piedad alguna, desbarataban los castillos. […] Entonces, ante ellos nada más quedaba eso: arena y más arena, húmeda, dorada. ¿Quién podría imaginar que momentos antes allí se levantaba un sueño?

El niño compara a sus padres con dos inquietas golondrinas que han cuidado del nido un tiempo y luego lo han abandonado. Como mismo hizo el mar con ese hogar ideal, devenido castillo de arena.
Dentro del relato hay una historia, narrada a Adán por su madre, titulada “La princesa del tiempo perdido”, que aborda determinados detalles esenciales de la feminidad con los que el autor poéticamente expone la necesidad de libertad, comprensión y fantasía de la mujer en la pareja. Así surgen, además, en la imaginación del pequeño, personajes de quimera que habitan la playa, como el jinete negro y la princesa Ada, quienes evolucionarán paralelamente a sus padres en la solución del conflicto de pareja, devenido familiar por la existencia del hijo, ese pequeño fruto.

Aunque el autor opera con ciertos estereotipos tradicionales evidenciados de manera explícita (madre peleona-padre contemporizador, madre explosiva-padre controlado, madre quizás irresponsable o apresurada en sus decisiones-padre paciente y razonable), presentes en distintas obras de este y otros escritores cubanos, quizás por esta misma razón la historia refleja el mundo de ―me atrevo a asegurar― la mayoría de los infantes cubanos, inmersos en situaciones muy similares a la descrita en la narración. Debido a ello, la identificación emocional del lector al cual va dirigida la obra resulta muy eficaz.

Enrique Pérez Díaz es un reconocido creador nacido en la capital cubana en 1958. Títulos como Minicuentos de hadas, El último deseo, ¿Se jubilan las hadas?, Escuelita de los horrores, Adiós, infancia, Las hadas cuentan, Siempre azul, y otros ya comentados en esta sección, como La vieja foto y Alguien viene de la niebla, dan cuenta de su talento y preocupación por la infancia y sus aparentemente nimios problemas. Al leerlo, comenzamos a creer que estos libros suyos para niños son, quizás, primeramente destinados a aquellos adultos que necesitan revisar su pasado, sus secretos, sus sueños incumplidos y sus insatisfacciones más íntimas. Una suerte de catarsis adulta por medio de la literatura escrita para la niñez. El autor ha recibido premios como La Edad de Oro, Ismaelillo, Abril y La Rosa Blanca, además de reconocimientos internacionales por su labor.

Las golondrinas son como el mar es un libro de descubrimientos acerca de la existencia como realidad inconstante; ameno, triste y dulce a la vez, confía al futuro esa infinita capacidad de adaptación de la infancia a las nuevas situaciones de la vida.
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Estrellas gemelas


Estrellas gemelas
que por el cielo van,
dibujan su ruta,
dibujan su amar…

Estrellas errantes
con destino ideal,
que se inventan el mundo,
que se sueñan amar…

Estrellas perdidas
de cualquier edad,
que por el tiempo viajan,
sin ruta y final…

Estrellas de luz,
de solfa y compás,
estrellas quimera,
estrellas del mar…

Estrellas amigas,
que sueñan su andar,
estrellas lejanas,
pero en el mismo haz…

Estrellas gemelas
que por el cielo van,
proa al infinito,
de sueño y volar…


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI
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Solo una estrella


Solo una estrella
 mi suerte traerá,
 su brillo infinito
 mi corazón llenará,
 solo una estrella,
 será fuego y luz,
 mi prado y mi sueño,
 mi mar y mi azul.
 Solo esa estrella
 conseguiría encender
 de mi risa el alma,
 de mi sueño el creer.
Si mi estrella me busca,
mi suerte traerá,
solo si ella aparece,
dondequiera que esté...


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI
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Al otro lado del espejo


Al otro lado del espejo
hay un mar que nos cobija,
hay un sueño que pasea,
tan libre como el viento,
tan azul cual las mareas…

Al otro lado del espejo
mi corazón que ya te aguarda,
toda mi alma dibujada,
caracol, inmensa playa
al contorno de tu barca…

Al otro lado del espejo
yo soy puerto, soy confín
pon la proa hasta mi alma
ancla el sueño en tu mirada
y nuestro amor no tendrá fin…


(C) Enrique Pérez Díaz
Voz: María García Esperón
Música: Yanni
MMXI

Yo atravieso la noche






YO ATRAVIESO LA NOCHE

Para María, también


Yo atravieso la noche
escoltado de un sueño
y en un rayo de luna
soy pasión y desvelo.

Yo atravieso la noche
y su tiempo infinito
y me duermo pensando
en tu adiós, mi delirio.

Y en un rayo de luna
viajo al sueño, al destino,
pero escapan mis sueños
al final de la noche.

Yo atravieso la noche,
bien dormido o despierto
y me siento culpable
de este andar sin concierto…

Pero es larga la noche,
infinita en mi sueño
y yo viajo en el tiempo
en mi rayo de luna.


(C) Enrique Pérez Díaz
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